Principio de acuerdo sobre el suministro ruso de gas a Ucrania

En lo que se refiere al gas, el comisario europeo de Energía, Gunther Oettinger, y los ministros de Energía de Rusia, Alexandr Novak, y Ucrania, Yuri Prodan, dijeron ayer, después de la reunión trilateral sobre seguridad energética que mantuvieron en Berlín, que el acuerdo está pendiente solo de que sea ratificado antes del martes por los presidentes de Rusia y Ucrania, e incluye la exigencia de que Ucrania pague a Rusia antes de fin de año 2.430 millones de euros.

Sin embargo, en Bruselas la Comisión ha confirmado que el presidente José Manuel Barroso (que se encuentra en Canadá) ha recibido una carta de Putin en la que le pide que se reforme el tratado de asociación entre la UE y Ucrania, que ya ha sido ratificado por los Parlamentos de Kiev y Estrasburgo. El ejecutivo comunitario está estudiando la respuesta, o más bien, cómo articular la respuesta, que debe partir del hecho de que «cualquier cambio que pueda haber en el futuro debe contar con el acuerdo de Ucrania». Rusia ya ha obtenido como compensación un aplazamiento de la entrada en vigor del acuerdo, gesto que Ucrania interpretó como el comienzo del proceso de su ingreso en la UE.

Por si acaso estas perspectivas de acuerdo no se materializasen, Hungría ha dejado de bombear gas a Ucrania. Se trata de gas comprado (y pagado) a Rusia por compañías europeas y reenviado hacia el este, para garantizar que los ucranianos seguirán teniendo energía a pesar del chantaje ruso. La Comisión le ha recordado al gobierno húngaro que está obligado a mantener este tránsito reversible y Budapest ha respondido que primero van a llenar sus propios almacenes estratégicos de gas, para tener una reserva propia para el invierno.