testimonios en irak

«He visto a gente yacer desesperada de dolor, tuvieron la peor de las muertes»

Supervivientes de masacres perpetradas por el Estado Islámico en Irak describen a Amnistía Internacional lo que han vivido

«He visto a gente yacer desesperada de dolor, tuvieron la peor de las muertes» reuters

LAURA RIESTRA

El Estado Islámico está llevando a cabo en Irak una «campaña sistemática de ejecuciones sumarias, secuestros, violaciones y torturas contra minorías étnicas y religiosas». Amnistía Internacional (AI) ha puesto nombre a estos crímenes y habla ya de una «limpieza étnica a escala histórica» . Como ... prueba de ello, recoge el testimonio desgarrador de los que han logrado sobrevivir a las masacres de los yihadistas y de aquellos que se sirven de la esperanza de volver a reencontrarse con los suyos. [Consulte aquí , en inglés y pdf, el informe completo]

El de Salem, que logró ocultarse y sobrevivir durante 12 días cerca del lugar en el que los yihadistas perpetraron una matanza, es uno de ellos. Él ha podido describir a AI el horror de oír los gritos de dolor de otros heridos: «Algunos no podían moverse y no pudieron salvarse; estaban tendidos allí, desesperados de dolor, esperando la muerte. Tuvieron una muerte horrible».

Sus palabras ponen voz a una realidad: la de cómo los insurgentes, que en la acutalidad combaten contra el Ejército iraquí y milicias kurdas, han proclamado, a base de sembrar el terror, un califato en las zonas que controlan entre el norte de Irak hasta la provincia de Al-Raqa, en la región oriental de Siria.

Pánico en Qiniyeh y Kocho

«Las matanzas y los secuestros que lleva a cabo el Estado Islámico ofrecen nuevos y desgarradores datos que indican que una oleada de limpieza étnica contra las minorías está azotando el norte de Irak», ha afirmado Donatella Rovera, asesora general sobre respuesta a las crisis de AI, actualmente en el norte de Irak.

De hecho, en el informe se detalla dos de los incidentes con más víctimas mortales. Tuvieron lugar cuando combatientes del Estado Islámico asaltaron las localidades de Qiniyeh, el 3 de agosto, y Kocho, el 15 de agosto. El número de personas que perdieron la vida sólo en estas poblaciones asciende a varios centenares. Grupos de hombres y niños de las dos localidades, entre los que había niños de sólo 12 años, fueron capturados por militantes del Estado Islámico, llevados a otros lugares y fusilados.

«Me dejé caer como si estuviera muerto y me quedé boca abajo sin moverme»En Kocho, miembros del Estado Islámico irrumpieron en el pueblo y atraparon a todo aquel que encontraron a su paso. Separaron a los hombres y jóvenes de las mujeres y niños y les transportaron en camiones hasta diferentes localidades, donde fueron asesinados. «Nos bajaron del vehículo y nos obligaron a agacharnos mientras uno de ellos nos fotografiaba. Pensé que iban a dejarnos ir, pero entonces nos empezaron a disparar. Me dispararon en la rodilla pero la bala sólo me rozó. Me dejé caer hacia delante como si estuviera muerto y me quedé boca abajo sin moverme. Cuando cesaron los disparos permanecí callado y sólo cuando se fueron, escapé», explica Elias Salah, de 59 años.

Las descripciones de los supervivientes detallan una forma de actuar por parte de los yihadistas más o menos similar: capturas en grupo y masacres a base de disparos indiscriminados, muchas veces por la espalda. Los que consiguen escapar desconocen el paradero de aquellos que fueron secuestrados junto a ellos y piden ayuda: «Uno de los hombres armados me la arrebató y se la llevó en brazos. Ella lloraba y lloraba, no había nada que pudiera hacer. Sólo le pido a Dios que la liberen y pueda volver pronto a casa. No puedo dormir, lo único que puedo hacer es pensar en mi niña», explica a AI la madre de Kristina Khoder, de sólo tres años, capturada por los yihadistas el pasado 22 de agosto.

El secuestro para ser empleadas como esclavas es el destino más común para las mujeres. El de los hombres es la muerte.

Lawyer Mirze Ezdin es una de las que esperan noticias de los suyos. Después de escuchar pacientemente los nombres y edades de los 45 secuestrados en Qiniyeh -todos niños y mujeres-, muestra las fotografías de dos de sus sobrinas: «¿Se imaginan a estas pequeñas en las manos de esos criminales? Alina no llega a los tres años, fue secuestrada junto a su madre y su hermana, de nueve meses, y Rosalinda, de cinco, fueron también capturadas junto a su madre y sus tres hermanos de entre ocho y 12 años. Hemos recibido noticias de algunos de ellos, pero nada de otros y no sabemos si están vivos o muertos o lo que les ha sucedido».

La denuncia de AI se suma a la realizada el pasado lunes por la ONU, que también ha aprobado enviar de manera urgente una misión investigadora de derechos humanos a Irak para que establezca los hechos relacionados con los crímenes perpetrados por el movimiento yihadista.

«He visto a gente yacer desesperada de dolor, tuvieron la peor de las muertes»

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