Las víctimas se incorporan al diálogo de paz con las FARC

Como todo lo que rodea las negociaciones de paz iniciadas hace 21 meses, la selección de este primer grupo ha estado marcado por la polémica, pues hay quienes consideran que incluir sólo cinco víctimas de las FARC es injusto, puesto que son el 50 % del proceso de paz.

"A los más de 26.000 secuestrados por las FARC, un delito sistemático y por lo tanto de lesa humanidad, esa 'comisión' no los representa", escribió en Twitter el exvicepresidente Francisco Santos, del opositor partido Centro Democrático.

La excandidata presidencial del Partido Conservador, Marta Lucía Ramírez, también opinó que las "víctimas de FARC son las que deben ir a negociación con FARC".

La selección estuvo a cargo de la ONU y el Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional, que también escogerán a los miembros de las otras cuatro delegaciones que viajarán a Cuba y que hoy defendieron la transparencia del proceso.

"Hemos escuchado con gran cuidado el debate sobre ese tema y en base a eso hemos escogido a estos representantes, siempre siguiendo las indicaciones de la mesa de La Habana en cuanto a equilibrio y pluralidad", dijo el director de la Oficina de la ONU en Colombia , Fabrizio Hochschild, quien viajó con el grupo.

En la delegación, que regresará el domingo hay familiares de víctimas de algunos de los crímenes más atroces que recuerde el país.

Una es Ángela María Giraldo, hermana de Francisco Javier Giraldo, uno de los doce diputados regionales secuestrados por las FARC en abril de 2002, once los cuales fueron asesinados en junio de 2007 tras cinco años de cautiverio.

También viajó Constanza Turbay, superviviente de una familia de políticos del departamento del Caquetá exterminada por esa guerrilla.

"Su hermano Rodrigo, representante a la Cámara, murió estando secuestrado en el año 1997. Su otro hermano, Diego, presidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, fue asesinado junto con su madre y cinco personas más en el año 2000", explicó el comité encargado de la selección en un comunicado.

Igualmente fue incluida Leyner Palacios, líder de los familiares de víctimas de la masacre de Bojayá, ocurrida en mayo de 2002 cuando una bomba lanzada por las FARC en un combate con paramilitares cayó en la iglesia de ese remoto pueblo del Pacífico repleta de refugiados y mató a 79 personas.

Entre las cuatro víctimas del Estado están José Antequera, cuyo padre, un político comunista del mismo nombre, fue asesinado en el aeropuerto de Bogotá en 1989, y Luz Marina Bernal, madre de uno de los centenares de jóvenes que mediante engaños fueron llevados por miembros del Ejército al noreste del país donde fueron asesinados y presentados como guerrilleros muertos en combate.

Una víctima de paramilitares es Débora Barros, indígena de la comunidad Wayuú que perdió a cinco mujeres de su familia en una matanza en abril de 2004 en Bahía Portete, departamento caribeño de La Guajira.

Junto con ella viajó Jaime Peña, padre de uno de los 32 jóvenes desaparecidos y asesinados en Barrancabermeja (Santander) por un grupo paramilitar en mayo de 1998.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, consideró "trascendental" el viaje del primer grupo de víctimas y salió al paso de las críticas a la selección.

Según Santos, a La Habana deben ir víctimas de las FARC, del Estado y de los paramilitares porque "el conflicto es uno y la solución al conflicto es una".

"Si queremos paz tenemos que escuchar a todas las víctimas", subrayó el jefe de Estado, aunque es imposible que los 60 delegados que en total viajarán puedan representar a los 6,5 millones de víctimas de crímenes de todo tipo que ha dejado medio siglo de conflicto armado.

Por su parte el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, elogió la "diversidad y pluralidad" de esta primera delegación.

"Esta no es una discusión numérica, lo relevante es que la totalidad de los temas que envuelven a la víctimas, sin distinción, van a hacer presencia en La Habana", aseguró en un vídeo enviado desde Cuba a un foro sobre drogas en Bogotá.