Con sus apenas tres años de vida , Sudán del Sur ha sufrido una epidemia de cólera en Juba, violencia étnica y sectaria, y una de las peores crisis alimentarias , que ha dejado a dos tercios de la población (siete millones de diez) luchando ... contra el hambre.
Desde el estallido del conflicto en diciembre de 2013, millón y medio de sursudaneses han huído de sus hogares, y 46.000 de ellos han buscado refugio en el campamento de Bentiu, al norte del país más jóven del mundo y una de las zonas más castigadas por las matanzas específicas . Un campamento donde, a pesar del apoyo de las Naciones Unidas, se estima que mueren una media de tres niños cada día, según informa UNICEF.
La oleada continua de desplazados a Bentiu ha deteriorado profundamente los servicios de salud, hecho que se refleja además en las condiciones sanitarias, como el hecho de que haya una letrina por cada 131 personas. Una mejora respecto a las 241 por cada una de hace unas semanas.
En Leer, una población cercana a Bentiu, la tasa de desnutrición aguda es del 34 por ciento, cuando el umbral de emergencia establecido por la Organización Mundial de la Salud es del 15%, y los pronósticos de las agencias internacionales sitúan en 50.000 los niños que podrían morir por desnutrición si los combates, los desplazados y sobre todo el hambre continúan cercando a la población.
En medio de la violencia étnica, el hambre vuelve a cercar a Sudán del Sur
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