Malasia prohíbe a los no musulmanes usar el término «Alá», Dios en árabe

Malasia tiene 29 millones de habitantes y una población multiétnica y multirreligiosa que en cierto modo representaba -hasta hoy- un buen modelo de convivencia para toda la región. Pese a que la Constitución consagra la libertad de culto para su población musulmana (60 por ciento), budista (19 por ciento) y cristiana (10 por ciento), una norma no escrita establece que los tribunales civiles no pueden ir contra una decisión emanada por un tribunal islámico.

«Es como si la Generalitat prohibiera a los no catalanes decir 'Jordi' y les obligara a pronunciar 'Jorge'», comenta con ironía un diplomático español, para quien no existe ninguna duda de que la sentencia de Malasia ahondará el sentimiento de discriminación entre los no musulmanes, un 40 por ciento de la población.

La batalla en los tribunales llevada a cabo por «The Herald» ha tenido un fuerte impacto en la calle. Después de la primera victoria legal de la publicación en 2009, varias iglesias de Malasia sufrieron ataques con cóctoles molotov y pintadas. El miedo a que la polémica alimente la actividad de los islamistas radicales ha llevado al Estado a claudicar, y a confirmar la progresiva islamización de un país que en su día presumió de tolerancia.