La insurgencia iraquí consolida su control sobre la frontera con Siria
Damasco, que apoya al régimen chií de Maliki, ve con preocupación el avance de los radicales suníes, apoyados por los países del Golfo
mikel ayestaran
El levantamiento suní contra el Gobierno central de Bagdad avanza y en las últimas horas otras cuatro localidades han caído bajo el control de los grupos armados de la oposición, liderados por el Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL). Rutba, Al Qaim, Rawa ... y Aana, en la provincia de Al Anbar, forman ya parte del mapa de territorio conquistado por la insurgencia desde que el 9 de junio cayera Mosul, la segunda ciudad más poblada del país.
El Ejército admitió la pérdida del control de estos lugares, pero el portavoz militar, general Qasem Ata, prefirió definir lo ocurrido como un «repliegue táctico» de sus fuerzas con el objetivo de «volver a movilizar y reactivar las unidades militares en zonas fuertes y garantizar su control de manera efectiva». Una explicación poco convincente después de la huida en masa protagonizada por las divisiones encargadas de Mosul, Kirkuk o Tikrit que abandonaron sus posiciones sin ofrecer resistencia y dejaron todo su arsenal y vehículos en manos del enemigo.
El afianzamiento del control sobre Al Anbar comenzó el sábado con la captura del puesto fronterizo de Al Qaim, uno de los tres que unen Irak y Siria, y el primero sobre el que pierde el control el Gobierno central. Los yihadistas no reconocen la línea fronteriza y aspiran a formar un califato en el corazón del mundo árabe, pero a nivel práctico este control es también muy importante como ruta logística para los milicianos.
La amenaza también se aproxima a Jordania ya que Rutba está a tan solo 150 kilómetros de la línea divisoria. La toma de Al Anbar es una realidad seis meses después del levantamiento armado en Ramadi y Faluya, primeros puntos calientes de una crisis que con en medio año se ha extendido a toda la zona suní y está a las puertas de Bagdad.
Baazistas y tribus
El EIIL es la punta de lanza de la ofensiva que día a día se va consolidando en las zonas del país donde la mayoría de la población es suní, pero no está solo en su lucha. Piden la cabeza de Nuri Al Maliki , el primer ministro interino al que acusan de ser el responsable de esta situación por gobernar de una forma sectaria en los últimos ocho años favoreciendo exclusivamente a los chiíes, comunidad que supone el sesenta por ciento del país.
Los radicales, que desde abril de 2013 han unido los frentes sirio e iraquí, cuentan con el respaldo del antiguo partido Baaz y de ex oficiales del Ejército y de las tribus locales, lo que está facilitando el éxito del golpe contra Maliki. Una alianza similar a la que se produjo en 2006 y que terminó en una guerra interna entre los propios suníes para erradicar a los militantes de Al Qaeda.
Entre los grupos sublevados se encuentra el Ejército Islámico cuyo fundador, Ahmed Dabash, ofreció una entrevista al canal kurdo Rudaw en la que manifestó que «Alá nos ha ordenado que nos defendamos» y justificó el uso de técnicas terroristas «en respuesta a lo sufrido desde 2003.Tras la retirada de EEUU el Gobierno comenzó a matar a suníes en nombre de la lucha contra el terrorismo. La gente que ahora combate son los que han estado perseguidos por Maliki y se limitan a defenderse».
Maliki, en la cuerda floja
Desde el vecino Irán siguen muy de cerca una crisis que amenaza al poder de Maliki, aliado de Teherán, que tras vencer las elecciones del 30 de abril se disponía a iniciar su tercer mandato como jefe de gobierno. Ahora cuenta con la oposición de kurdos y suníes y de sus ex socios estadounidenses que buscan «una persona capaz de tener puentes entre comunidades», según Barack Obama, que respondió a la petición de bombardeos selectivos de Maliki con una oferta para enviar 300 asesores militares.
El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, se mostró «totalmente en contra de una intervención de Estados Unidos o de cualquier otro país en Irak», según recogió la agencia de noticias oficial iraní, IRNA. El presidente Hasan Rohani, por su parte, lanzó una advertencia a los «países que apoyan a los terroristas con sus petrodólares», sin mencionar directamente a Arabia Saudita y a Catar, a quienes Teherán acusa de financiar al EIIL.
La guerra más antigua del Islam se libra en Siria e Irak con el apoyo externo de la potencia chií (Irán), que apoya a Bashar Al Assad y Nuri Al Maliki, y el bloque suní que representan los países del Golfo, que apoyan la lucha política y armada para derrocar a los gobiernos de Damasco y Bagdad.
La insurgencia iraquí consolida su control sobre la frontera con Siria
Noticias relacionadas
- Los kurdos rompen Irak tras conquistar el petróleo de Kirkuk
- Un «pacto secreto» entre suníes y kurdos complica el futuro político de Maliki
- «Esta es la revolución de los suníes de Irak contra el imperio de Al Maliki»
- EE.UU. enviará a Irak a 300 miembros de sus fuerzas de éliteEE.UU. enviará a Irak a 300 miembros de sus fuerzas de élite
- El líder chií de Irak proclama la «guerra santa» para defender Bagdad
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete