María Corina Machado, tras los pasos de Leopoldo López

López, el líder de Voluntad Popular y exalcalde de Chacao, se encuentra por el momento fuera de la escena política, pero no del imaginario opositor, en el que es uno de los protagonistas de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Este proyecto se consolidó en 2008 y aglutinó a todo el arco opositor con el propósito de terminar de una vez por todas con la supremacía electoral del chavismo. La MUD ha tenido desde entonces tres líderes destacados: López, Henrique Capriles Radonski y María Corina Machado.

Capriles afrontó la misión de medirse a Hugo Chávez en las urnas en octubre de 2012 y a Nicolás Maduro en abril de 2013, tras la confirmación de la muerte del fundador del llamado “Socialismo del siglo XXI”. Fue derrotado en ambas, pero en la conciencia colectiva opositora quedó la sensación de que estaban ganando terreno, que un grupo considerable de la población deseaba un giro hacia un destino diferente.

En las dos campañas, María Corina Machado, quien en febrero de 2012 fue electa diputada con el mayor número de votos de un candidato de la MUD (110.420 votos), se encargó de establecer los puentes internacionales de la oposición: recorrió los países de la región, contactó con políticos locales afines a su causa y se entrevistó con tantos periodistas como pudo. Su voz dentro de la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista siempre fue implacable con el Gobierno y amenazas de destitución nunca le faltaron de parte del presidente de la sala, Diosdado Cabello.

Ahora las amenazas se han cumplido y Machado, que apostó por mantener el apoyo de la oposición a las marchas e incluso ha encabezado algunas de ellas, hoy como le arrebatan el fuero parlamentario que ganó con los votos. Aprovechando sus buenas relaciones con algunos gobiernos suramericanos, el pasado 20 de mayo intentó hablar ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Fue acreditada por el Gobierno de Panamá como representante para que pudiera denunciar la «represión» de Maduro, pero Caracas maniobró hasta impedir su intervención en el foro.

Esa resultó ser la oportunidad que Cabello estaba esperando. El presidente de la Asamblea Nacional esgrime la Constitución y argumenta que los funcionarios públicos no pueden aceptar cargos honores o recompensas de gobiernos extranjeros, sin la autorización de la asamblea. Además, la acusa de traición a la patria. Así que de un tajo Machado ha perdido su inmunidad parlamentaria.

Sin la inmunidad, la ehora exdiputada podría ser investigada por las protestas, tal y como ha ocurrido con López. Machado se encuentra ahora de visita en Perú y asegura que su sanción es una violación a la voluntad popular. ¿Qué pasará a su regreso? Es una pregunta difícil de responder. Ricardo Sánchez, quien fuera su suplente en la Asamblea, ya asume su escaño.