Los saqueos en Filipinas se extienden por el caos en el reparto de asistencia humanitaria
El presidente filipino, Benigno Aquino, ordena reforzar la seguridad para mejorar el auxilio
pablo M.díez
no tienen comida, ni agua ni electricidad» . Ha oído tiros que, por supuesto, le han asustado, pero Jonathan Miers , un estadounidense que trabajaba en Tacloban se aferra a la racionalidad. El pillaje ha cundido en los lugares arrasados por el tifón Haiyan ... , donde hordas de damnificados hambrientos han expoliado tiendas y centros comerciales. Así se ve en algunas de las imágenes que muestran los medios filipinos, donde algunos de estos vándalos incluso portan armas de fuego. «Robinson´s, la mayor galería de Tacloban, ha sido asaltada simplemente porque los vecinos no tienen agua», observa Miers tras ser evacuado y aterrizar en Manila en un avión de transporte militar. «La gente lo ha perdido todo y, aunque al principio se les veía alegres porque habían sobrevivido, ahora están desesperados porque
Con o sin justificación, el robo se ha extendido tras el tifón por la violencia reinante en este país, sin duda el más peligroso de Asia . «Mi madre tiene miedo por el pillaje y la aparición de infecciones, y ha decidido hacer un viaje de 24 horas en coche desde Tacloban hasta Manila, pasando de una isla a la otra en barco», explica a ABC Félix Po , un empleado de 32 años del Banco de Oro. Para garantizar la seguridad del convoy en el que viaje su madre, formado por tres furgonetas, una patrulla de policía lo escoltará y protegerá de posibles emboscadas de bandidos o atentados terroristas del Nuevo Ejército Popular , un grupo rebelde de Leyte.
El reparto de ayuda se ha dado de bruces con la burocraciaSin palabras por la devastación que contempló durante su visita del domingo a Tacloban, el presidente Benigno Aquino III ha ordenado el traslado de 300 policías y soldados para «traer de nuevo la paz y el orden» después de que solo 20 de los 390 agentes con que cuenta la ciudad se presentaran en sus puestos tras el tifón. A estas amenazas hay que sumar el caos habitual que impera en Filipinas, que está lastrando el reparto de la ayuda humanitaria ofrecida por la asistencia internacional.
«Nos han dicho que vamos a volar a Tacloban, pero todavía no nos han indicado ni cuándo ni cómo y aún seguimos esperando», se quejaba el lunes por la noche Mark Rösen , uno de los 25 enfermeros del grupo International Search And Rescue (ISAR) que ha volado desde Alemania con un hospital de campaña y generadores propios para poder operar a un centenar de heridos. Con experiencia en otros desastres como el tsunami del Índico en 2004 y el terremoto de Haití en 2010, se trata de una importante aportación que podría estar salvando ya muchas vidas, pero se ha dado de bruces con la laberíntica burocracia filipina .
Marines
Para paliar la escasez de recursos del Gobierno, ha enviado desde Japón dos aviones Hércules KC-130J y 90 marinesEstados Unidos , que ayudarán con su disciplina marcial a poner un poco de orden en la asistencia que ahora se presta a los damnificados, que ha llegado desde todas las esquinas del planeta.
Mientras la Comisión Europe a ha donado tres millones de euros, el Reino Unido ha ofrecido un paquete de emergencia de más del doble y Canadá ha prometido unos cuatro millones a diversas ONG.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras va a enviar 200 toneladas de ayuda sanitaria, lo que incluye medicamentos, tiendas de campaña y productos de higiene que aterrizarán a partir del miércoles tras partir el lunes de Dubai y el martes de Bélgica. Ahora solo hace falta que esta ayude llegue a quien la necesita.
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