Vito Fiorino, un héroe nacido en plena tragedia

Fiorino es el dueño de uno de los pesqueros que avistó la barcaza de inmigrantes y que no dudó a la hora de ayudar a las víctimas del suceso pese a que en Italia la legislación sobre inmigración -en concreto la ley denominada «Bossi-Fini» - penaliza la ayuda a los inmigrantes clandestinos: «Lo volvería a hacer. Tendrán que cortarme la lengua para que no hable», sentencia pese a ser consciente de que su gesto puede suponer que le arrebaten su barco . Con él, pese a que sólo tiene capacidad para siete personas, consiguió rescatar a 47 inmigrantes mientras llegaba la Guardia Costera.

Según su testimonio, nada más localizar la embarcación avisó a la capitanería pero asegura que tardaron más de tres cuartos de hora en llegar al lugar de los hechos, por lo que no vaciló a la hora de prestar su ayuda a las víctimas que, asegura, se aferraban a botellas de agua para sobrevivir y estaban impregnados en gasolina.

Críticas internas

Por todo ello Fiorino no duda en criticar la actitud de los agentes y reta a las autoridades a que apliquen la ley : «La gente se moría en el agua mientras ellos pensaban en hacer fotografías y vídeos. Tenían que pensar en sacar a las personas. Nosotros los hacíamos subir de cuatro en cuatro. Cuando mi barco estaba lleno de inmigrantes y pedimos a los agentes que los subiera a bordo, decían que no era posible, que tenían que respetar el protocolo».

Su testimonio pone de manifiesto el conflicto que a día de hoy vive Italia tras este suceso, no sólo en lo que a la legislación migratoria se refiere sino también a la actitud de las fuerzas de rescate en el momento del naufragio. Con todo, la Capitanía de Puerto asegura que respondió inmediatamente y que llegó al lugar de la tragedia sólo veinte minutos después de recibir la señal de alerta por radio y que salvó muchas vidas.