Las encuestas castigan a los nacionalistas escoceses a un año del referéndum independentista

Este referéndum vinculante , en el que los nacionalistas aspiran a reunir el 50 por ciento del voto popular, pondrá sobre la mesa asuntos cruciales como el modelo de un supuesto estado escocés -parece que los independentistas apostarían por mantener a la reina Isabel II como jefa de estado-, la continuidad de la libra esterlina como moneda común en la isla o el futuro económico del país -quizá el que más preocupa a los escoceses-, muy ligado a la explotación de hidrocarburos en el Mar del Norte .

El creciente rechazo a la independencia no es el único revés que sufre el Partido Nacionalista Escocés (SNP) -principal baluarte, aunque no único, del separatismo-: además de la importante brecha de 30 puntos porcentuales en intención de voto, disminuye también el número de ciudadanos indecisos, que desciende hasta sólo el 10 por ciento del electorado.

Y, más importante aún, el SNP, que en las elecciones de 2011 alcanzó un 45 por ciento del voto , falla a la hora de convencer a sus propios votantes de que la independencia es el mejor camino a elegir: uno de cada cinco simpatizantes del partido nacionalista afirma que no votará por la separación de Reino Unido en la consulta de septiembre de 2014. Junto a esto, los votantes del partido laborista, a los que los nacionalistas tenían la esperanza de sumar a su causa, se declaran mayoritariamente a favor de mantener los lazos con Londres (tres de cada cuatro).

Este importante apoyo a la unidad del Reino Unido en Escocia, impensable en otros países europeos, tiene sus origen en el firme compromiso de los tres grandes partidos del Reino Unido (conservadores, laboristas y liberales) para formar la coalición «Mejor Juntos» , con la que concurrirán al referéndum dentro de un año.