Tony Blair advierte que salirse de la Unión Europea sería un «error monumental»
El ex primer ministro inicia el contraataque de las voces pro europeas ante el clima de antieuropeísmo: «Abandonar la UE sería enormemente destructivo para nuestros intereses»
borja bergareche
Los europeístas británicos le acusan todavía de no haber alzado su voz en favor del proyecto comunitario durante los diez años que sirvió como primer ministro. Pero Tony Blair realizó este miércoles una defensa sin complejos, más cerebral que apasionada, de los beneficios que aporta ... la pertenencia a la UE al Reino Unido. «Cualquier presidente de Estados Unidos, y conozco unos cuantos, vería un abandono británico de la UE como una pérdida de poder del Reino Unido», advirtió el ex primer ministro laborista.
«En este mundo, para desplegar poder necesitamos el peso de la UE»
Presentó su alegato en contra de separarse de la UE como un aplastante cálculo de «real politik». «La razón de ser de Europa es más fuerte, y no más débil, que hace 60 años cuando comenzó el proyecto, simplemente es diferente. Entonces la razón era la paz. Hoy es el poder», aseguró en un discurso pronunciado en la sede londinense del prestigioso «think-tank» de relaciones internacionales, Chatham House.
«Sería un error monumental de cálculo dar la espalda a la UE y abandonar una posición crucial de poder e influencia en el siglo XXI», advirtió.
No hay poder británico sin la UE
Blair, que frecuenta a menudo a empresarios e inversores de Asia y Oriente Medio en sus actividades privadas como consultor, se empleó a fondo para ofrecer su propia respuesta a uno de los interrogantes que plantea un escenario fuera de la UE: ¿Qué pasaría con la posición en el mundo de un Reino Unido en medio del Atlántico?
« Salirnos de la UE nos debilitaría políticamente, nos causaría un daño económico y sería enormemente destructivo para los verdaderos intereses de Gran Bretaña al largo plazo », señaló, tras hacer un breve repaso a un mundo que mira al este y no al Oeste y en el que países como Brasil, Rusia, Turquía, Mexico, Vietnam, Filipinas o Egipto –citó estos, además de China e India– pesan tanto o más que cualquier «nación individual de la UE».
Y sentenció así la fundamentación fría y calculadora de su defensa de la pertenencia a Europa: «En este nuevo mundo, para desplegar tu poder, necesitas el peso de la UE» . «Claro que prefiero el idealismo de los fundadores de Europa, pero esto no tiene nada que ver con idealismo: es "real politik" brutal», dijo.
Blair le marca el paso a Cameron
Esta contundente toma de posición de Blair, que mantiene una influencia considerable en la opinión pública británica, es interpretado como un intento de marcar el terreno y elevar las espadas ante el esperado discurso que dará Cameron –se esperaba a finales de año, pero podría posponerlo a febrero– para fijar su posición sobre el asunto que marca la dialéctica política actual en Reino Unido. La cuestión europea ya ha causado al actual «premier» conservador humillaciones sonadas en el parlamento. La última, cuando una alianza entre diputados conservadores «euroescépticos» y laboristas le limitó a finales de octubre las opciones antes de la crucial negociación del presupuesto europeo para 2014-2020, que culminó sin acuerdo el pasado viernes.
El gobierno de Cameron ha puesto en marcha una revisión del impacto de las políticas europeas en la legislación británica, un ejercicio que se interpreta como el primer paso hacia la repatriación de competencias en una futura renegociación con Bruselas de los términos de la pertenencia británica a la UE. La presión es enorme para que esa renegociación conduzca a un referéndum posterior sobre la UE, tal y como le exigen cada vez más sectores de su gobierno y de su partido. Pero Blair advirtió que intentarlo en un momento en que «muchos Estados miembros libran una batalla existencial por su supervivencia» hará que «nadie nos dé las gracias, ni se acomoden nuestras posiciones».
Blair –que en todo momento hizo gala de una gran cortesía institucional eludiendo responder varias preguntas directas sobre las decisiones de Cameron y el Partido Conservador– denunció esta estrategia gradual como «un refugio para quienes quieren abandonar la UE pero intentan convencer a la gente de que se trata solo de un ajuste de nuestra relación». Y advirtió que este movimiento táctico con el que Cameron intenta sacudirse la presión más antieuropea puede conducir a la salida definitiva de la UE. «No iniciemos este camino a no ser que estemos preparados a llegar hasta el final», alertó.
Blair insistió en que el referéndum «no es la cuestión ahora» . Cree que el «tumulto» actual en torno al futuro del euro es «el peor momento para empezar a hablar de irnos... marginándonos a nosotros mismos en el mismo momento en que deberíamos estar en el centro de los debates, construyendo alianzas, proponiendo ideas, y no solo reaccionando a las de otros».
«No hay un consenso predestinado sobre la reforma de Europa»
Blair recordó que, después de que Churchill declinara formar parte del núcleo fundador de las Comunidades europeas, «estuvimos las dos décadas siguientes discutiendo la manera de entrar». Así, reconoció que el debate sobre el futuro de Europa y los contornos futuros de la Unión «nunca están predeterminados, no hay un consenso predestinado sobre la reforma de Europa». Una circunstancia que ve como una oportunidad para hacer avanzar la visión británica de Europa, reformista y liberal. Echando un vistazo a su amplia experiencia de Estado, Blair reconoció que «no recuerdo ningún otro momento en el que fuera tan difícil saber qué pasará en el futuro» . «Vivimos en una era de baja predictibilidad», dijo.
La industria británica pro europea comienza a moverse
Mirando a la política doméstica, Blair advirtió contra la tentación de despachar a los «euroescépticos» como el típico «atavismo pequeño-inglés». Y sintetizó el reto actual de la clase política británica, en un contexto en el que entre el 50% y el 70% de los ciudadanos quieren salirse o apartarse de la UE. «El reto de la política es resolver la tensión entre el interés al largo plazo del Estado con los intereses cortoplacistas de la política, mientras que liderazgo político es gestionar ese corto plazo de la política para la consecución de los intereses al largo plazo del Estado».
La intervención de Blair ha sido por invitación del «Business for New Europe», un «think-tank» empresarial creado durante su etapa como primer ministro para movilizar el tradicional apoyo en la industria y las finanzas a la pertenencia británica a la UE. «Es importante que la gente se levante y explique las virtudes de la UE», pidió el presidente, Roland Rudd, apenas una semana después de una inusual y similar llamada del presidente de la gran patronal empresarial británica (CBI), Sir Roger Carr: «La fría lógica de la asociación [con otros] para el propio interés debe prevalecer», dijo.
En este contexto, este discurso de Blair debe considerarse como el pistoletazo de salida del rearme dialéctico de quienes defienden la permanencia en la UE, un sector compuesto por gran parte de la banca y las empresas, una exigua minoría «tory», gran parte del «establishment» laborista (aunque no todo) y el 100% de los liberales de Nick Clegg.
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