Las lanzas de Augusto: la versión de la batalla de Rocroi dibujada por Nieto
Ningún español se atrevería a rehusar una sugerencia de Arturo Pérez Reverte, así que batí mi récord de horas dedicadas a una sola ilustración y adapté de forma minuciosa el mítico cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau
La ilustración 'Rocroi, el último tercio'
«Dice Arturo que tu siguiente versión con ratas tiene que ser 'Rocroi, el último tercio'», me respondió Augusto Ferrer-Dalmau secamente, sin hacerme ni caso, cuando le comentaba que ya daba por cumplido el reto de llevar a mi universo ratonil sus escenas históricas, ... tras haber sufrido lo indecible para reproducir los charcos de el 'Milagro de Empel' y la foresta umbría de 'Covadonga, la primera victoria'.
Ningún español de bien se atrevería a rehusar una sugerencia de Arturo Pérez Reverte, así que me armé de valor y volví a batir mi récord de horas dedicadas a una sola ilustración, adaptando de la forma más minuciosa que pude el mítico cuadro de Augusto que muestra una hilera de soldados heridos y sucios que esperan formados en silencio y con gallardía la carga final de la caballería francesa en la batalla de Rocroi, en 1643. Este hecho de armas ha pasado a la posteridad como el momento en que los tercios españoles, la mejor infantería del mundo, perdieron su hegemonía en Europa; y el cuadro, con esa galería de hombres serenos, inmóviles bajo un bosque de picas desordenadas, detrás de un revoltijo de heridos, muertos y caballos agonizantes, pasará a la posteridad como la réplica de nuestro siglo a 'La rendición de Breda' de Velázquez, porque no me negarán que las lanzas de nuestro Augusto son más reales que las del genio sevillano; que solo falta oírlas entrechocar, enredadas en esos pendones con la cruz de Borgoña desgarrada a cañonazos, sobre ese cielo plomizo con olor a pólvora quemada.
Me he dado el gustazo de dibujar las lanzas enteras, aprovechando que mis ratas son más achaparradas que las figuras humanas del original, y he sustituido el perro sobre el que tanto ha escrito Pérez Reverte por un erizo malhumorado. Algún detalle humorístico tiene que haber que suavice una escena tan sangrienta; no me cabe ninguna duda de que en su momento esos bravos soldados también harían algún chiste en medio del desastre, que el humor siempre ha acompañado al hombre, y si es español, más.
La lámina se puede encontrar en la web de Augusto numerada y firmada. Con ella cumplo el ciclo de tres versiones de sus cuadros más emblemáticos: la que representa la batalla de Covadonga, con don Pelayo arengando a sus guerreros mientras se abalanzan sobre la hueste de Munuza; y el Milagro de Empel, que muestra el momento en que una fuerza española rodeada por barcos holandeses en un islote del Mosa halla una imagen de la Inmaculada Concepción, a cuya intercesión se atribuiría la congelación del río que permitiría abordar a pie los barcos enemigos convirtiendo en victoria una situación desesperada.
Parece mentira que no haya películas sobre estos formidables hechos de armas, pero por lo menos tenemos los cuadros de un pintor excepcional. Contar con su afecto y poder hacer versiones de esos cuadros con mis humildes dibujos humorísticos es un privilegio, y contárselo a los lectores de ABC, una satisfacción profunda y una alegría. No todo va a ser dibujar políticos.