Jacques Piccard, en el abismo oceánico

terra ignota

Mantuvo durante medio siglo su récord de descenso a 10.911 metros de profundidad en una fosa del Pacífico

Los Piccard, la familia que conquistó el cielo y descendió a las entrañas de la Tierra

El explorador e ingeniero Jacques Piccard Koen Suyk

Su récord tardó medio siglo en ser superado. El 23 de enero de 1960 el científico y oceanógrafo suizo Jacques Piccard logró descender en un batiscafo a 10.911 metros de profundidad en la Fosa de las Marianas en el Pacífico. Hubo que esperar ... hasta 2019 para que fuera batido ese récord. Lo consiguió Victor Vescovo, un oficial de la Armada estadounidense retirado, que bajó en su submarino hasta los 10.925 metros tras cinco años de trabajo y una inversión de 50 millones de dólares.

El viaje de Piccard hacia el abismo duró más de cinco horas en la absoluta oscuridad de las profundidades. Otras tres horas transcurrieron en el retorno a la superficie. Iba acompañado por Don Walsh, un capitán de la Marina, experto en la tripulación de submarinos. Walsh relató que, cuando estaban a punto de alcanzar su objetivo, se produjo «un momento de puro terror tras una especie de explosión». La estructura del batiscafo tembló y ambos observaron que una ventana exterior de plexiglás se había agrietado. Los dos decidieron seguir su aventura.

Los dos viajeros estaban confinados en un espacio de seis metros cúbicos, mientras descendían a una velocidad máxima de tres kilómetros por hora. Cada metro cuadrado del casco tenía que soportar miles de toneladas de presión y se valían de una sonda para calcular el nivel del descenso. En estas condiciones, su aventura requería un valor impresionante. «En el momento en el que llegamos al lecho del océano, minutos después del incidente, tuvimos la inmensa suerte de ver, en medio del círculo de luz que proyectaba uno de nuestros reflectores, un pez plano. Así, en un segundo y tras muchos años de preparación, pudimos responder a la pregunta que cientos de oceanógrafos se habían formulado: si había vida en estas profundidades», contó Walsh. Estuvieron en el fondo unos 20 minutos y luego iniciaron el ascenso.

Jacques Piccard había nacido en Bruselas en 1922. Era hijo de Auguste Piccard, conocido explorador e inventor del primer globo que alcanzó la estratosfera en 1931. Fue el primero en observar la curvatura de la tierra junto a su esposa a 16 kilómetros de altura. Era amigo de Albert Einstein y Marie Curie. Su hijo Jacques estudió en una escuela privada de Lausanne y luego se matriculó en Física y Economía en la Universidad de Ginebra. Bajo la influencia de su progenitor y tras acabar el servicio militar, decidió a mediados de los años 40 dedicarse a la oceanografía y se sumó al proyecto de su padre de diseñar sumergibles a gran profundidad. El primero de los prototipos fue probado en 1948 y logró descender en Cabo Verde a 1.080 metros de profundidad. Ello les empujó a trabajar en nuevos desarrollos que culminaron en el Trieste, construido en Italia y con el que Jacques pudo lograr su hazaña.

El viaje hacia el abismo duró más de cinco horas en la absoluta oscuridad

El Trieste fue adquirido por la Marina estadounidense por 250.000 dólares para realizar investigaciones oceanográficas. Jacques Piccard construyó otros cuatro submarinos para proseguir sus indagaciones. Uno de ellos, diseñado en 1964, podía transportar a un grupo de personas para que pudieran disfrutar de una experiencia única bajo las aguas del lago Leman. El explorador suizo colaboró con la NASA en el proyecto Apolo en los años 60, aportando su experiencia sobre el comportamiento del cuerpo en espacios herméticos y reducidos. Más tarde, fichó como consultor de la multinacional Grumman, fabricante aerospacial. También contribuyó a la protección de los fondos marinos, ayudando a evitar que se convirtieran en depósitos de basura industrial.

Siempre en busca de nuevas metas, Piccard logró en 1969 otra hazaña cuando uno de sus submarinos, el Ben Franklin, navegó durante un mes siguiendo la corriente del Golfo que va desde las costas de México a Terranova. Con una tripulación de seis hombres, descendió a una profundidad de unos 300 metros para realizar una travesía de 1.400 millas sin interrupción. Alguien comparó su periplo con el del capitán Nemo, el personaje de ficción de Julio Verne.

Piccard falleció el 1 de noviembre de 2008 en un pequeño pueblo de Suiza. Su hijo Bertrand, siguiendo la tradición familiar, se había convertido en el primer hombre en dar la vuelta al mundo en un globo aerostático sin escalas a lo largo de 19 días, recorriendo una distancia de 45.700 kilómetros en 1999. Tres generaciones que impulsaron el conocimiento humano sin más motivación que la curiosidad científica.

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