«Carles Puigdemont es tan golpista como Francisco Franco»

El profesor e historiador Jorge Vilches analiza en 'Traidores en la Historia de España' cinco siglos de personajes señalados como hipócritas y mentirosos

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Carles Puigdemont, en 2023 junto a Pedro Sánchez AGENCIAS

Las entrevistas con Jorge Vilches se disfrutan cual buen vino: de forma pausada, trago a trago. El politólogo, sociólogo, historiador y articulista no dispara al albur; engarza cada reflexión con mimo antes de que salga al exterior. Una 'rara avis' en este mundillo ... de fugacidad 'tiktokera' en el que vivimos; quizá sea cosa de su formación como Profesor Titular de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos. Aunque calmado no significa timorato. Casi dos décadas de investigaciones apoyan sus opiniones y le han ayudado a alumbrar su nuevo ensayo: 'Traidores en la Historia de España' (Almuzara, 2024). Una obra en la que, alejado de mitos y tópicos, revisa las figuras más controvertidas de nuestro país, que vaya si las hubo, las hay y las habrá.

–¿Es España un país de traidores?

Es un país de dogmáticos, de feligreses. Aquí las ideologías y la fe religiosa han calado mucho y, cuando hay dogmas, hay herejes y traidores. Pero es natural al ser humano y a la esencia española. La polarización actual se debe al arraigo de los dogmas políticos en España, que nos hace ver traidores por todas partes.

–¿Soportaba España la traición mejor en épocas pasadas?

Antes el respeto a la diferencia era menor y las consecuencias de opinar de otra manera conllevaban la alteración de los derechos o la persecución. Hoy, por fortuna, se puede discrepar. Te puede llevar a la cancelación por parte de los otros, sobre todo si no eres de izquierdas, pero no a la muerte o al apaleamiento. Yo he estudiado mucho la violencia política desde el siglo XIX hasta la Guerra Civil y, por fortuna, no tiene nada que ver con lo que sucede en la actualidad. La Segunda República es el paroxismo de la violencia contra el que discrepa.

–¿Cómo ha orientado el corazón de su obra?

Se han publicado otras cosas sobre la traición a España con las que no concuerdo. En cierto modo forman parte del relato de la traición. Si yo hago una historia de España como la historia del Imperio y del catolicismo, ya me estoy decantando por ello, y los traidores afloran solos. Pero formo parte entonces de eso. Prefiero situarme fuera y hacer referencia a las distintas ideas de España y de los traidores a esas ideas. Un ejemplo es el de Julián Besteiro, que era visto por el PC como un personaje desleal, pero que, en realidad, ayudó a los españoles porque hizo todo lo posible por llegar a la paz. Hasta el punto de dar un golpe contra la República y tratar de pactar con Franco. Pero quiero dejar claro que no me decanto por una idea de España: mi libro es de divulgación y entretenimiento.

–Hace unas semanas, Savater fue considerado un traidor y despedido por El País...

El problema de los dogmas es que, con ellos, no vale la evolución. Pensamos que el ser humano y sus principios son inalterables a lo largo del tiempo, pero las personas evolucionamos, aprendemos... Personajes como Savater, y otros tantos que se dedican a pensar y escribir, van cambiando. Ellos o el entorno, la sociedad en la que vivimos. Es lógico que, después de cincuenta años, no piense lo mismo que cuando empezó. Lo contrario sería raro.

–En el prologo afirma que no ha incluido a Puigdemont, a pesar de que considera que es un traidor.

El PSOE está premiando a un traidor como es Puigdemont, porque la traición es también la inducción al desorden en un país, como dice la RAE. Puigdemont es un golpista como la han sido muchos en nuestra historia, desde Franco a cualquier otro.

Traidores en la historia de España

  • Editorial Almuzara
  • Páginas 248
  • Precio 17,95 euros

–¿Para quién diría que es traidor Pedro Sánchez, y para quién diría que no lo es?

Más fácil: no es un traidor al PSOE. El socialista es un partido que, más allá del patriotismo, ha sido concebido como una iglesia. Con sus santos laicos como Pablo Iglesias, su doctrina y sus intereses. Han apoyado la dictadura de Primo de Rivera y, a la vez, a la Segunda República; han sido partidarios del derecho de autodeterminación en 1976 y, luego, de las autonomías. Lo que triunfa en el PSOE es el patriotismo de partido, y Sánchez ahonda en eso. Para él, todo lo que beneficia a su grupo es bueno. Por eso es un héroe para muchos, porque consolida el poder de su grupo, que es lo que buscan desde su fundación.

Para otros tantos, Sánchez es un traidor porque el PSOE no deja de ser un partido con el que funciona la democracia liberal de 1978, con su espíritu de conciliación y de transición. Y si tú contravienes la letra y el espíritu de la constitución y la transición por tus intereses partidistas, es lógico que seas visto por la otra parte, por la derecha, como un traidor a lo que tiene que ser el ejercicio democrático de un grupo político.

–¿Dónde quedan voces discordantes como la de Felipe González?

Felipe González y Alfonso Guerra pertenecen al único paréntesis que ha habido en el PSOE de consolidación de la democracia en España. Pero en el resto de su historia –la de los Julián Besteiro, Largo Caballero, Indalecio Prieto...– no ha sido lo mismo. Cuando ambos abandonaron el grupo y fueron relevados por Zapatero, el PSOE volvió a sus orígenes. Por eso la referencia histórica de Zapatero fue la Segunda República, que era un régimen de partido. Ellos rompieron la tradición del PSOE, y el resultado es que son considerados por la militancia socialista como 'fachas' y despreciables.

–Vayamos a las historias concretas... ¿Por qué fue el explorador Lope de Aguirre un traidor?

Si hay alguien al que no soporto es Lope de Aguirre. Es un tipo deplorable; si viviera hoy estaría en una cárcel birmana. Traicionó a todo el mundo; en el último momento mató a su hija para que no cayera en poder de sus enemigos; no tenía reparo en matar y asesinar... Le llamaban 'el loco Aguirre', y por algo sería. Aunque, en mi lista, es seguido de cerca por Abd el-Krim.

–Un personaje abyecto Abd el-Krim, desde luego...

Es el mayor genocida de ciudadanos europeos de su época. Y eso que provenía de una familia que había sido ayudada por España. Lo que llama la atención es que le pasó como a otros tantos personajes de la talla de José de San Martín: fueron encumbrados por el relato nacionalista posterior y se les deificó para construir el nacionalismo aunque estaban motivados por intereses personales.

–¿Cómo fue el caso de San Martín?

El quería un cargo militar que en España no obtuvo. Renunció, se marchó a Londres y, allí, tejió su red para fomentar el independentismo. Una vez que logró sus objetivos traicionó al triunvirato que le había nombrado teniente coronel y dio el salto.

–Sorprende que al otro lado del Atlántico se encumbre a personajes como Bolívar, considerado un genocida por los historiadores.

Esto se debe a que, a finales del siglo XX, se llevó a cabo una política de reconciliación con las repúblicas hispanoamericanas. En ese acercamiento se aceptó a los libertadores hispanoamericanos como hijos de la patria para conformar ese nuevo mundo iberoamericano. Así, se soslayaron la traición y los genocidios en aras de la convivencia. Tenemos estatuas en Madrid de todos ellos.

–Habla también de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, como un traidor...

Aplaudió el asesinato de Cánovas, el de Carlos I de Portugal en 1908, y llamó a matar a Maura en 1910. Además, afirmó que la democracia era una farsa, pero que les servía para crecer. Y es que su idea no era una democracia, era la dictadura del PSOE sobre todos los españoles. A partir de ello fraguó todo su liderazgo sobre el partido. Luego se sucedió una santificación del personaje que arrancó de la mano de Ortega y Gasset. Él dijo que sobre sus palabras descansaban las esperanzas de España.

–¿Por qué considera que Franco fue dos veces traidor?

Franco fue siempre un superviviente. Traicionó a todos. Por un lado a la República, contra la que dio un golpe de estado. Por otro a Falange, a la que le prometió falsamente el estado nacionalsindicalista. En 1944 traicionó a las potencias del Eje cuando habló de la neutralidad española no beligerante al ver el devenir de la guerra. También traicionó a don Juan de Borbón, al que le fue dando largas a la hora de instaurar la monarquía. Se manejaba en ese ambiente bastante bien, pero mintiendo a todos.

–Recoge también los mil movimientos del PNV en los momentos previos a la Guerra Civil...

Lo del PNV es irrisorio. Una parte del partido, alarmada por el carácter antireligioso del gobierno de la República, apoyó al bando franquista y pactó el alzamiento en Vizacaya y Álava. Pero les interesaba la independencia del País Vasco, fuese con quien fuese; buscaban ser una unidad de destino en lo universal. Así, en el último momento, el grupo de Vizacaya arregló con Indalecio Prieto la traición al franquismo a cambio del estatuto de autonomía. Le siguieron los peneuvistas vizcaínos, pero los alaveses no. Eso llevó al caos. Cuando se inició la guerra, parte de los gudaris se dieron cuenta de que el Cinturón de Hierro de la República iba a caer, y fue entonces cuando acordaron con los fascistas de Mussolini la rendición en el 37. Para rizar el rizo, entre medias también pidieron convertirse un protectorado del Reino Unido.

–¿Quién fue el mayor traidor de la Guerra Civil?

Difícil. El primer traidor a la República fue Franco. Ahora bien, el Frente Popular pensaba traicionar a la república y llegar a la dictadura del proletariado. Fue una guerra entre traidores a la República.

–Pasamos la pregunta a la Transición, algo idealizada. ¿Fue un período de traidores?

El libro acaba con la presunta traición de Adolfo Suárez. Una parte del franquismo, el llamado 'búnker', consideraba que Suárez, que había sido secretario general del Movimiento y había fraguado su carrera política en Falange, había traicionado los principios del Movimiento Nacional. Pero aquella traición se hizo por el bien de los españoles y por la instauración de la democracia en España. Aunque sobre esa idea se apoyó el golpe de Estado de 1981,

–Estamos haciendo un triste recorrido por la historia de España... ¿Quizá demasiados traidores?

España ha avanzado siempre como ninguno. Somos un país que, a pesar de las enormes dificultades y de la debilidad de la élite política, se ha convertido en una de las grandes potencias económicas y culturales del mundo. Hoy vivimos mejor que nunca, por algo será.

–¿Qué piensa de sus colegas historiadores?

¡Vaya! Sí hay que decir que una parte del gremio de historiadores desprecia la historia divulgativa. Considera que es un arte menor, cuando en realidad es un arte mayor. Los profesionales debemos darnos al público y hacer asequible lo que investigamos con un lenguaje claro. La divulgación es la puerta al conocimiento histórico, es la manera de acercarse a un público amplio al que las obras académicas no llegan. Nuestra obligación es que el público tenga un buen conocimiento de la historia, no cerrarnos y limitarnos a este mundo académico con un lenguaje que nadie comprende. Publicar cosas que gusten a la gente para abrirles el campo.

–¿A qué se debe ese miedo?

A la mala imagen dentro del gremio y a los egos que ha habido durante décadas. Se considera que el común de los mortales no está hecho para la miel de la academia.

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