El atentado frustrado contra el Rey

«La Policía evitó ayer un atentado de ETA contra Su Majestad el Rey», publicaba ABC en su portada el 10 de agosto de 1995 , hace ahora quince años, calificando de «gran éxito» la operación de la Policía Nacional que hizo fracasar aquel «atentado minuciosamente preparado».

Dos años de preparativos habían sido necesarios para que la banda llegara hasta Palma de Mallorca y preparara las condiciones necesarias para el atentado. Dos años en los que los terroristas habían visitado en varias ocasiones la isla, se habían movido por Francia para organizar las operaciones, para, finalmente, cruzar el Mediterráneo en barco.

Los objetivos definitivos los dictó la dirección etarra en una reunión mantenida en París: el Rey de España, el Príncipe Felipe y José María Aznar. Contra este último lo habían intentado tan sólo cuatro meses antes, con la explosión de una bomba en el coche en el que viaja el por entonces líder del Partido Popular, que salió milagrosamente ileso.

Todo respondía a una decisión de los cabecillas de ETA, que querían asumir una estrategia del terror más desestabilizadora, mediante atentados contra las más altas personalidades del Estado. Ese mismo año la banda había asesinado al presidente del PP de Guipúzcoa, Gregorio Ordóñez, y había seguido muy de cerca las actividades del Príncipe de Asturias, la Reina y el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez, entre otras personalidades que se convirtieron en objetivos potenciales de la banda.

Pero ni lo consiguieron con Aznar, ni con el Rey. A las 23:30 del día 9, los GEOS irrumpían en el piso que los etarras habían alquilado frente al puerto deportivo de Palma de Mallorca , desde donde tenían planeado disparar al monarca, y en el barco con el que se habían trasladado un mes antes desde Francia.

Tres fueron los terroristas detenidos en Mallorca. El cabecilla, Juan José Rego Vidal, un histórico de la banda terrorista que ya había participado en 1974 en las labores de información para el intento de secuestro de Don Juan Carlos, entonces Conde de Barcelona, y que paso un año de cárcel en 1978, tras ser detenido en Ibiza cuando espiaba al Rey para atentar contra él.

Rego –que había levantado las sospechas de la Policía cuando alquiló el velero un mes antes– se encontraba en el barco, atracado en el Puerto de Mallorca, con gran cantidad de munición, varias pistolas y dos ametralladoras con las que habían estado haciendo prácticas de tiro en alta mar.

Junto a él se encontraban su hijo, Ignacio Rego, que tenía entonces 26 años, y Jorge García Sertucha, que había participado en el coche bomba que mató, en 1991, a un Guardia Civil en Las Arenas. Ambos se encontraban en el piso donde, entre otras cosas, se localizó una bomba de 1,1 kilos de cordón de pentrita con la que los etarras querían borrar huellas, volando o bien el piso donde se escondían o el coche de la huida… que finalmente no pudieron emplear.