El épico rescate de Marlene Dietrich durante la batalla de la Ardenas contra los nazis: «¡Hitler es idiota!»
La estrella alemana que triunfó en Hollywood rechazó la oferta del ‘Führer’, quien quiso convertirla en la ‘reina del cine alemán’, y se enroló como voluntaria del Ejército estadounidense para derrotar a las potencias del Eje
Israel Viana
En diciembre de 1944, cuando ya había rodado casi medio centenar de películas y era considerada una de las grandes estrellas de Hollywood, Marlene Dietrich se encontraba en la terrible batalla de las Ardenas en la Bélgica ocupada por los nazis, acompañando al ... Ejército estadounidense . ¿Qué hacía aquella actriz nacida en Berlín en 1901, que había vivido en Alemania hasta cumplir los 30, acompañando al enemigo en la guerra más devastadora de la historia de la humanidad?
Dietrich había viajado a Hollywood en 1930, tres años antes del ascenso de Hitler al poder, con motivo del estreno de ‘El ángel azul’. Allí firmó un contrato en exclusiva con Paramount, como respuesta al ascenso de Greta Garbo , que estaba en nómina de Metro-Goldwyn-Mayer. Su primer filme allí fue ‘Marruecos’, rodada ese mismo año junto a Gary Cooper, que causó un gran revuelo por la escena en la que ella aparecía cantando vestida con un frac y besando a una espectadora en la boca. A pesar de ello, recibió su única nominación a los Oscar y provocó que nunca más regresara a su país.
Esta decisión estuvo provocada, en parte, por e l odio que creció en ella contra el antisemitismo que Hitler estaba instaurando en su país. Eso mismo la impulsó, en 1941, a convertirse en una de las primeras estrellas del cine en recaudar bonos de guerra para Estados Unidos y en marcharse al frente para subir el ánimo a las tropas americanas. Durante los primeros meses no sintió miedo de las bombas, pues sus convicciones políticas estaban primero. De hecho, a finales de la década anterior ya se había mostrado publicamente crítica con el nazismo y había colaborado con Billy Wilder para reunir dinero que ayudase a los judíos a huir de Alemania.
Marlene, en el frente
Realizó muchos viajes para cantar frente a los soldados y oficiales aliados en Argelia, Francia, Alemania y Bélgica, donde todo el mundo sabía que, en 1937, había tenido el valor de rechazar una importante oferta de Hitler para que regresara a trabajar a su país. El Führer era tan admirador de su cine, hasta el punto de que guardaba una copia de cada una de sus películas en casa , que mandó a varios emisarios para comunicar a la estrella de que, si aceptaba, la convertiría en «la reina del cine germano». Dietrich, sin embargo, les respondió inmediatamente que estaba bajo contrato de una de las principales productoras de Hollywood, acompañado del que había sido su mentor, el director judío y alemán Josef von Sternberg . Y a continuación, a modo de provocación, propuso que haría con gusto una película en el Tercer Reich si él la dirigía.
Los enviados de Hitler se quedaron mudos durante un largo rato, sorprendidos de que la actriz se hubiera atrevido a poner sobre la mesa semejante propuesta, sabiendo cuál era la política con respecto a los judíos del Tercer Reich, semejante condición. Para romper el silecio, Dietrich preguntó: «¿ Debo entender que ustedes se niegan a que el señor Von Sternberg ruede una película en su país porque es judío ?». Sus interlocutores se sintieron gravemente ofendidos y trataron de defenderse increpando a la estrella, asegurando que se había «infectado» de la falsa propaganda estadounidense y que en Alemania no existía antisemitismo .
«Marlene sabía de lo que hablaba. Hitler había cambiado drásticamente la Alemania de su juventud . Muchos de sus amigos judíos de la industria del cine alemán estaban desapareciendo misteriosamente. Ella ayudó a muchos de ellos, y no solo a estrellas de cine y directores, sino también aquellos que trabajaban detrás de las cámaras en los estudios germanos, a escapar del país antes de que estallara la guerra. Les daba dinero para cogerse unas ‘vacaciones’ en Inglaterra o en otro país donde pudieran estar a salvo», cuenta Kathryn J. Atwood en ‘Heroínas de la Segunda Guerra Mundial’ (Edaf, 2013).
Renunciar a la ciudadanía
Con esta provocación, la intérprete no solo le estaba diciéndole que «no» a Hitler, le estaba diciendo que «nunca» lo haría . Por si no había sido lo suficientemente clara, renunció también a su ciudadanía alemana y se convirtió en estadounidense. Un periódico americano recogió la noticia con el siguiente titular: ‘Marlene Dietrich abandona su país natal’. Un diario alemán dirigido por nazis dio un enfoque completamente diferente: «Un juez en mangas de camisa toma juramento a Dietrich para que traicione a su patria». Más tarde, esta explicó sus motivos: « Nací alemana y seguiré siendo alemana siempre . Tuve que cambiar mi ciudadanía cuando Hitler llegó al poder . Me he convertido en una buena ciudadana estadounidense, pero en mi corazón sigo siendo alemana».
Aquello, sin embargo, no fue suficiente. Dietrich quería ser parte activa de la derrota del ‘Führer’ y, cuando Estados Unidos declaró la guerra a Japón tras el ataque de Pearl Harbor, se unió a la United Service Organization (USO), una organización de voluntarios destinada a levantar el ánimo a los soldados. A partir de ese momento, la estrella de Hollywood comenzó a visitar hospitales y a actuar en directo para ellos. Primero en Estados Unidos y, cuando las tropas cruzaron el Atlántico, en el campo de batalla. Su primer destino fue el norte de África.
«Los espectáculos de Marlene solían consistir en una actuación musical, donde se mezclaban chistes y canciones. La mayoría de estas últimas eran americanas y muy famosas, pero añadió una alemana a su repertorio, ‘Lili Marlene’ , un tema de amor qu e describe la tristeza de un soldado que se separa de su novi a. Había sido escrita por un compositor germano durante la Primera Guerra Mundial y también había sido una de las favoritas de los soldados alemanes hasta que el ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, la prohibió. Quería que sus soldados estuvieran obsesionados con las victorias militares, no que suspiraran por sus novias en el hogar», asegura Atwood.
Dietrich, la espía
Todo el mundo sabía que Marlene formaba parte de la USO, pero lo que muchos ignoraban es que también formó parte de una organización de espionaje estadounidense, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, por sus siglas en inglés). Y también de la división Morale Operations (MO), que financiaba un programa de radio en Europa donde se daban noticias y se emitían canciones americanas traducidas al alemán. La actriz llegó a grabar ‘Lili Marlene’ en para esta oficina y, cuando tuvo la oportunidad de cantarla en directo, gritó en su idioma natal: «¡Muchachos, no sacrifiquéis vuestras vidas! ¡Esta guerra es una mierda y Hitler es idiota!».
Los líderes nazis estaban furiosos. No soportaban que una famosa artista alemana criticara a Hitler y llamara a sus soldados a abandonar la lucha . Fue ese el momento en el que Marlene comenzó a pensar en lo que le harían si era capturaba. Un miedo provocado por el gran número de veces en las que su vida había corrido peligro en el frente durante sus viajes, pues el fuego de las ametralladoras y las explosiones de las bombas ponían con frecuencia la banda sonora de fondo a sus actuaciones. En más de una ocasión, de hecho, su espectáculo tuvo que ser detenido porque el enemigo se acercaba demasiado a su escenario.
El suceso más peligroso que vivió la estrella de Hollywood durante la guerra se produjo mientras iba viajando con una división de soldados estadounidenses en Bélgica y allí se vio atrapada en una de las batallas más cruentas y cruciales de la Segunda Guerra Mundial , la de las Ardenas, que causó 20.000 muertos, 42.000 heridos y 24.000 prisioneros o desaparecidos entre las filas americanas, por 15.000 muertos, 41.000 heridos y 27.000 prisioneros o desaparecidos entre los nazis. El objetivo de estos últimos fue tratar de dividir y rodear a la 101.ª División Aerotransportada de Estados Unidos, la misma en la que viajaba Dietrich.
El general Patton
«Agradecido por el riesgo que Marlene estaba asumiendo, el general Patton le dio una pistola y le dijo que, por lo menos, disparara a algún alemán antes de rendirse. Y mientras reflexionaba sobre su destino, la actriz oyó el sonido de un avión que se acercaba. Miró hacia arriba. Soldados de la 82.ª División Aerotransportada estaban saltando en paracaídas para rescatarlos. Uno de los generales al mando había ordenado que ella fuese evacuada de inmediato. La estrella de cine iba a tener un rescate de película», asegura en ‘Heroínas de la Segunda Guerra Mundial’.
Esta división, bajo el mando del mayor James Gavin , llegó y se desplegó en el municipio de La Gleize, siendo testigo de cómo los esfuerzos de la tropas de Hitler para contenerlos no tuvo éxito, puesto que varios de sus grupos de combate todavía estaban luchando contra las malas condiciones de las carreteras y la fuerte resistencia estadounidense en la ruta del norte. Además, el oficial nazi Joachim Peiper se retiro de La Gleize con sus hombres hacia el este, dejando sus hombres heridos en el castillo de Froidcourt. Fue ahí cuando los paracaidistas de la 82.ª División Aerotransportada comenzaron a luchar casa por casa.
El suceso más peligroso que vivió se produjo mientras viajaba con una división de soldados estadounidenses y se vio atrapada en una de las batallas más cruentas y cruciales de la guerra la de las Ardenas
Los hombres de esta división consiguieron finalmente rescatar a la famosa estrella de cine en el último momento, cuando los nazis estaban apunto de darles caza. Tal es así que la 101.ª división aerotransportada con la que Dietrich había estado viajando durante los últimos meses cayó en manos del fuego enemigo. La misma que había sido una de las pocas unidades disponibles para contener el avance alemán, cuando fue enviada junto a nuestra protagonista a defender Bastogne, un nudo de carreteras vital. Los apuros por los que estaban pasando eran tan graves que el general de brigada Anthony McAuliffe recibió, incluso, la orden de que se rindieran por parte de los germanos, pero se negó: «¡Os habéis vuelto locos!», respondió.
«Por decencia»
Finalmente, el general Patton logró desbloquear la situación y el enemigo perdió la batalla. Cuando terminó la guerra poco después, Estados Unidos le concedió a Dietrich la Medalla de la Libertad, la mayor condecoración que puede recibir un civil; Israel, la Medalla al Valor, mientras que Francia la ordenó Caballero de la Orden de Leopoldo. Pero su mayor recompensa fue saber que había contribuido a la derrota de los nazis . Más tarde se referiría a su labor en la OSS y la USO como «la única cosa importante que he hecho en mi vida».
Cuando le preguntaron por qué se había jugado la vida de esa manera, contestó en alemán: «Por decencia» . Aquel posicionamiento tan beligerante a favor de Estados Unidos le trajo consecuencias cuando regresó a Alemania, en 1960, para una serie de actuaciones: el público del sector Occidental la abucheó y acusó de traidora, mientras que el del Oriental la vitoreó. No se libró tampoco de la mancha del nazismo : en la posguerra, al reencontrarse con su hermana Elisabeth en Berlín, descubrió que esta y su marido habían gestionado un cine frecuentado por militares y funcionarios del campo de concentración de Bergen-Belsen. Aunque la actriz procuró que la pareja no fuese represaliada por su apoyo al régimen de Hitler, cortó el contacto con ellos y llegó a declarar, más tarde, que había sido hija única.
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