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El CNI de Felipe IV: los espías de los Tercios españoles que lucharon por la unidad de España y Portugal

El historiador Enrique F. Sicilia dedica parte de su nuevo ensayo, 'La guerra de Portugal (1640-1668)', a analizar la importancia de los espías castellanos durante el conflicto

El camino español, de Augusto Ferrer-Dalmau
Manuel P. Villatoro

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Carl von Clausewitz, estudioso y maestro de las diferentes facetas de la historia militar del siglo XIX, dejó escrito que uno de los mayores problemas de la guerra es que «cada general en jefe solo sabe exactamente su situación, pues de la del contrario solo tiene ambiguas noticias». No le faltaba razón. De hecho, el duque de Marlborough insistió en que «no se gana una guerra sin información fiable y oportuna». Desde que los ejércitos medievales acudieran avezados al campo de batalla con sus caballeros acorazados, conocer al enemigo, el terreno sobre el que se combate y las líneas de abastecimiento han sido factores clave para obtener la victoria.

Según afirma a ABC Enrique F. Sicilia Cardona , historiador y vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Historia Militar, el caso de los Tercios españoles no fue diferente. Así lo explica en 'La guerra de Portugal (1640-1668)', un nuevo ensayo editado por 'Actas' en el que, además de analizar durante medio millar de páginas el conflicto que derivó en el fin de la llamada Unión Ibérica, dedica un apartado a narrar los pormenores de los agentes secretos españoles en el país vecino; un curioso precedente del actual CNI, salvando las distancias. «En este ámbito siempre destacó la Monarquía Hispánica, sobretodo en tiempos de Felipe II, aunque también de Felipe IV», afirma a este diario.

La esencia la han demostrado los satélites norteamericanos que espían los movimientos rusos desde hace ya más de dos meses en las extensas llanuras ucranianas: la información es clave para doblegar al enemigo. «En toda guerra que se precie, tan importante como poseer un ejército en condiciones de combate, número, destreza y logística es conocer las intenciones del enemigo o, al menos, sus debilidades o fortalezas antes de emprender una campaña», explica Sicilia. En sus palabras, este concepto, el gozar de mejor información que el contrario para tener la capacidad de adelantarse a sus movimientos en el campo de batalla, es lo que los expertos denominan desde hace siglos inteligencia militar .

A nivel general… ¿Fue Portugal el principio del fin de la época más gloriosa de los Tercios?

Fue su final, sí, aunque cuando comenzó la rebelión portuguesa en 1640 todavía eran preponderantes en el Continente. En realidad, los Tercios llevaban ya décadas sosteniendo una lucha muy igualada contra diversos enemigos dentro del contexto de la llamada Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en la cual se tuvieron que enfrentar a neerlandeses, príncipes protestantes, daneses, suecos y, finalmente, a Francia que decide pujar por la hegemonía política y militar desde 1635 en adelante. En esos tiempos, esas fogueadas tropas de intervención plurinacionales de los Austrias siguieron estando a un gran nivel táctico, en la mayoría de las ocasiones, y hasta en sus peores derrotas, se comportaron siempre con sobriedad, disciplina y honra.

¿Por qué se perdió la guerra contra los portugueses?

Fue un resultado que nadie lo esperaba en esa época y, como siempre ocurre con una significativa coyuntura histórica, y esta guerra de Portugal lo fue al disiparse definitivamente la Unión peninsular entre el reino de Portugal y la Monarquía Hispánica, no tenemos solo una causa para justificar esa derrota. En un ejercicio de síntesis, diría que la batalla naval de los Downs en 1639 dejó sin respuesta marítima a las posteriores invasiones que se iban a proyectar, tal y como sucedió en 1580. Poco después, la imprevista derrota de Montjuich en 1641 impidió que se acortase rápidamente la naciente crisis en Cataluña, las revueltas de Nápoles y Sicilia de 1647-1648, más la guerra en Flandes e Italia , que perviven hasta 1659, siguieron siendo una rémora de hombres y Hacienda para la Monarquía Hispánica, con demasiados teatros marciales a los que atender.

Enrique Sicilia

Entonces, ¿considera decisivas esas otras luchas externas de la Monarquía Hispánica?

Sin duda. Gracias a ellas, los rebeldes portugueses tuvieron así el tiempo necesario para proyectar y reconstruir, poco a poco, sus escudos fronterizos con nuevas obras abaluartadas que dificultarían las sucesivas invasiones hispánicas. Además, contaron con la ayuda de los neerlandeses primero, junto a Francia y finalmente de Inglaterra en los años conclusivos, todos los cuales suministraron hombres, y armas de primera calidad a las fuerzas lusas, junto a parte de sus armadas.

Por otro lado, los rebeldes lusos, fundamental este factor, lucharon siempre con gran determinación y progresiva eficacia para equipararse a las inicialmente superiores fuerzas hispánicas, estando dirigidos por algunos mandos sobresalientes, entre los que descolló el mariscal Schomberg , la mejor mente militar de toda la guerra que fue enviado allí por el ambicioso rey francés, Luis XIV . No puedo olvidar tampoco la estrategia hispánica a la hora de invadir Portugal que fue, casi siempre, muy previsible y cuando se inició con enfoque exclusivo, muy tarde ya, se entretuvo en la complicada política de tomar plazas fuertes y avanzó por diferentes ejes muy desconectados geográficamente y sin números suficientes (tal y como ha ocurrido en este 2022 con la estrategia de Putin y sus generales). Y finalmente, quizás la propia intransigencia real a un acuerdo entre ambas entidades políticas que propiciara una recuperación parcial de la soberanía lusa por la Corte de Madrid.

¿Cómo definiría la inteligencia militar?

Diría que como aquella capacidad específica que posee un estado o nación para obtener, procesar y analizar información relevante y sensible de cualquier tipo de enemigo, interno o externo, potencialmente peligroso o amenazante.

Habla de redes de inteligencia castellanas… ¿Cuál era su importancia?, ¿existían otras en Portugal?

Es innegable que, en el contexto de una guerra entre rivales más o menos igualados en cuanto a cultura marcial y tecnología usada, es significativo contar con una buena red de información sobre el enemigo. Fíjese en lo que ocurre ahora en la guerra de Ucrania y las ventajas que la inteligencia occidental está brindando a los convencidos ucranianos. Me refiero, en este contexto fronterizo del siglo XVII, a conocer el estado de las plazas abaluartadas, los movimientos del ejército principal sobre el terreno, los líderes que los dirigen, el número y nivel de instrucción de las tropas, el conocimiento de la topografía y un largo etcétera. Todo ello serviría para la planificación de los objetivos de una campaña, el ataque súbito de alguna plaza fuerte, el saqueo de alguna localidad con vituallas o pertrechos, emboscadas a fuerzas menores o la dirección a tomar en el teatro de operaciones, por ejemplo. Los portugueses, por su parte, también contaban con las mismas, aunque su radio de acción y objetivos, al estar casi siempre luchando en terreno propio, serían de menor calado.

¿Eran las redes de espionaje propias de los Tercios españoles, o también civiles? ¿Qué castigos sufrían en caso de ser descubiertos?

En un principio fueron civiles leales a la causa castellana que no recibieron recompensa aunque, poco a poco, viendo que no colapsaba la elitista rebelión portuguesa dirigida por la Casa de Bragrança, los métodos se fueron refinando, por temor a ser descubiertos, y ampliando, a su vez, los 'gastos secretos' para pagar a esos informantes que más tarde procedieron de diferentes clases sociales y eran controlados desde los Consejos de Estado y de Guerra de los Austrias. Los castigos, en caso de ser descubiertos, iban desde la tortura a la propia muerte del desdichado...

Habla, asimismo, de asesinatos selectivos en 1641…

Así es, y tampoco hay que sorprenderse mucho pues, desde tiempos inmemoriales, el asesinato selectivo ha sido una práctica más de la estrategia entre entidades políticas desarrolladas. Piense, por ejemplo, en el caso de Osama bin Laden por los EEUU. Felipe IV , en su intento por descabezar de raíz esta rebelión lusa, intentó eliminar mediante sicarios pagados a los cabecillas del alzamiento. Fueron descubiertos a tiempo por los portugueses afines a la causa bragancista, y la propia corte de D. João IV se cuidó luego mucho, mediante una eficaz represión interna, de estar fuera del alcance de los mismos.

¿Qué similitudes existen -salvando las distancias- entre el sistema de inteligencia de Felipe IV y el CNI?

Sin ser un experto en estos contextos, le diría que, al menos, en dos elementos podemos ver similitudes: jerarquización y objetivos . En el primero, Felipe IV y Pedro Sánchez o el rey Felipe VI serían los receptores finales de las informaciones más importantes, pues muchas otras no tan relevantes se quedarían y se quedan en capas inferiores de la antigua Corte y del actual ejecutivo. Ya en el siglo XVII se oficializó la figura del espía mayor , el cual coordinaba las fuentes de información, y que ahora tendría su equivalencia en la nueva jefa del CNI, Esperanza Casteleiro .

A su vez, el CNI está adscrito al Ministerio de Defensa, mientras que las redes de inteligencia hispánicas reportaban a dos Consejos del sistema polisinodial de los Austrias. Hablando ya de la segunda similitud, la inteligencia militar , desde esas épocas distantes a la actualidad, siempre ha servido para apuntalar la llamada 'razón de estado', y más en un periodo inestable o directamente activo con violencia programada, véase la guerra. Piense, evidentemente, en esa obtención capital y evaluación e interpretación de la información sensible, y que pudiera o pueda ser usada en contra de los intereses de la Monarquía Hispánica o España.

¿Conocemos algún espía con nombres y apellidos?

Sí, por ejemplo, el espía mayor de Felipe IV, Juan Valencia Herrera , nacido en Lima y que llegado a España alcanzó años después el más alto status en la red de espionaje oficial; encima destacó como toreador en Madrid. Debió ser todo un personaje, desde luego.

Y, por último, usted indica en sus conclusiones que esta fue la guerra que la Monarquía Hispánica nunca debió perder ¿por qué?

Por la pérdida definitiva del primer imperio global de la Humanidad, así de contundente soy. Desde las Cortes de Tomar en 1581 con Felipe II, la conjunción peninsular resultante de la Monarquía Hispánica, junto a las posesiones del reino de Portugal, dominaba todos los mares conocidos, así como sus rutas principales de comercio. No solo perdimos un reino con clara proyección marítima, sino que desaprovechamos el seguir siendo tan influyentes en buena parte del mundo conocido aunque, bien es verdad, las tropas hispánicas lucharon casi 28 años para seguir unidos a ellos, con un Felipe IV, 'el Rey Planeta', que nunca cejó del todo, en ese empeño dinástico y personal para él. Lástima que no se consiguiera.

Muchas gracias, Enrique...

Agradecimiento a usted, desde luego. Siempre disfruto mucho analizando estos temas marciales del pasado. Y creo que la Historia Militar, mi gran pasión humanística, cada vez tiene mejor 'prensa' en nuestra actual sociedad pacífica y consumista.

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