Los 'brevísimos' encuentros que Sánchez y sus antecesores nos vendieron como sesudas reuniones

Esta breve toma de contacto se ha producido seis meses después de que el demócrata accediera a la Casa Blanca, pero según han informado varios medios de comunicación esta mañana, no es precisamente lo que esperaba La Moncloa. Al parecer, la administración estadounidense cambió a última hora el guion del encuentro que tenía pactado con Sánchez al margen de la cumbre y que, en principio, iba a consistir en «una reunión de diez minutos». Tras ella, los dos presidentes harían públicos varios mensajes sobre las buenas relaciones bilaterales, el deseo de una estrecha cooperación y los retos pendientes.

A última hora, sin embargo, cambió el formato de diez minutos por unos segundos de charla atropellada en el pasillo que ni siquiera figuraba en la agenda de Biden distribuida por la Casa Blanca. «Hemos tenido una breve conversación porque así nos lo estaban pidiendo los servicios de la OTAN para pasar a la sala de reuniones», justificó Sánchez después, sin dar más explicaciones. A lo que añadió: «No tengo un cronómetro de cuánto me he reunido o no con el presidente de Estados Unidos». Vamos, que el presidente español obtuvo su foto y ya. «Ambos querían saludarse, conocerse personalmente y establecer un primer contacto», alegó por su parte la Secretaría de Estado de Comunicación.

No es la primera vez, sin embargo, que el presidente español equipara reuniones tan breves como esta con sesudos encuentros en pos del futuro de España. Uno de los ejemplos más claros se dio en la Cumbre del Clima que se celebró en Madrid en diciembre de 2019. Ya entonces el socialista organizó hasta ocho reuniones en un solo día con otros tantos líderes y ministros internacionales. El objetivo: reivindicar su papel como anfitrión ante las cámaras. Un ejemplo: según informó La Moncloa, el día en que se inauguró el evento discutió con el primer ministro galo, Edouard Phillippe, menos de cinco minutos. Al parecer, le valieron para «intercambiar sus respectivas posiciones en materia de cambio climático».

El primer contacto de Sánchez con Donald Trump en 2018 , durante la cumbre de la OTAN en Bruselas, tampoco es que fuera mucho más largo. Se limitó a un breve saludo y a un intercambio poco animado de palabras antes del inicio de la reunión. De hecho, no hubo lo que se dice un encuentro formal entre ambos, establecido en las agendas, tal y como ha ocurrido esta vez con Biden.

Algo parecido le ocurrió, en 2004, al presidente José Luis Rodríguez Zapatero con el presidente George W. Bush , que mantuvieron una reunión de unos siete minutos en Estambul poco antes de que comenzara la sesión inaugural de la Cumbre de la OTAN. En aquella ocasión, era también la primera vez que ambos dirigentes tenían la oportunidad de intercambiar puntos de vista personalmente, solo unos meses después de que el español ganase las elecciones generales celebradas en marzo de ese mismo año.

En 2012, el primer encuentro entre Barack Obama y Mariano Rajoy se extendió igualmente durante unos pocos minutos y apenas dio para que ambos presidentes intercambiaran unas breves palabras. Se produjo durante la Cumbre de Seguridad Nuclear que tuvo lugar en Seúl, aunque dos años después, el mandatario español tuvo la oportunidad de visitar la Casa Blanca y despachar con el estadounidense durante una hora. Fue la reunión bilateral más larga entre los líderes de estos dos países en la historia reciente.

Rajoy volvió a Washington en 2017, ya con Trump en el poder. El presidente español fue recibido en el Despacho Oval y ambos mantuvieron un encuentro de menos de diez minutos, previo a un almuerzo entre las dos delegaciones. En aquel momento, el mandatario estadounidense definió a su homólogo como «altamente respetable» y destacó las «estrechas relaciones» que existían entre los dos países.

Si dejamos de lado a Sánchez y sus antecesores españoles, entre las reuniones más cortas y más tensas acaecidas en los últimos años se podría citar la que Obama mantuvo con el general Stanley McChrystal . Y eso que el tema a tratar era, cuanto menos, delicado. Tuvo lugar en 2010, cuando el jefe de las tropas de Estados Unidos en Afganistán cargó en un artículo de la revista 'Rolling Stone' contra la Administración estadounidense. Las críticas enfurecieron sobremanera a la presidencia, que las tildó de «error de juicio» y llamó al militar al orden, invitándole pocos días después a mantener un encuentro en la Casa Blanca para intentar solventar la situación y decidir su futuro.

«Creo que está claro que el artículo mostraba un error de juicio», afirmó Obama antes de señalar que «todas las opciones están sobre la mesa». El encuentro entre ambos en el Despacho Oval fue calificado de «brevísimo» por los medios de comunicación, pues fueron menos de treinta minutos en los que el presidente tuvo que decidir si despedir o mantener en su puesto al general. «Fue un error que refleja escaso juicio y que nunca debería haber ocurrido», expresó en un comunicado posterior McChrystal. De poco le sirvió, pues fue destituido en junio.