«El falso monopolio de los judíos»

El profesor Koselleck procede de Silesia, de una tierra que ahora es parte de Polonia y que no lo era antes de la II Guerra Mundia. Todos sus parientes de allí o murieron o desaparecieron durante el conflicto armado.
Cualquiera que conozca esa región tan extraordinariamente hermosa se sobrecoge al ver los estragos bélicos. Koselleck confiesa: «Es muy triste si se destruye hasta la tranquilidad de los cementerios. Pero ya es muy tarde. Los cementerios de Silesia han sido casi todos destruidos. Han destruido hasta los vestigios culturales del luto».
El eximio historiador está a favor de que se levante en Alemania un museo para los expulsados. «Básicamente me parece bien, pero no creo que salga adelante, por la oposición mundial, tal vez en especial de los polacos». Ese museo se interpreta como una «revisión de la historia» por parte de los alemanes. Una exageración absurda, según Koselleck. De la misma manera le gustaría que en el Museo del Holocausto de Berlín se recordara a todas la víctimas, no sólo a los judíos. Recordar sólo a los judíos es un «falso monopolio» y una «cobardía» por parte de los alemanes.
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