Y Dios creó a las focas
ME da la impresión de que el hecho de haber estado casadas con Roger Vadim (el Carlos Larrañaga francés) es algo que deja tocadas a las mujeres (tocadas de la cabeza, que lo otro se supone). Brigitte Bardot ni siquiera se acuerda de qué iban sus películas. La tía se sienta a verlas y se engancha para saber cómo acaban. En 1973 se retiró de ese cine que no echa de menos para dedicarse a la noble defensa de los bichos. Burros, perros, gatos, gallos de pelea, toros de lidia y todos esos animalillos cuyo único fin es dar la vida por un abrigo. Por ejemplo, las focas. Un, dos, tres, responda otra vez.
Acaba de celebrar en Ginebra un juicio sumarísimo de la Señorita Pepis a Canadá. Más rápido que un juicio rápido. Han resultado condenados el primer ministro, el ministro de Pesca y el de Medio Ambiente bajo la acusación de fomentar las masacres de focas y tolerar la matanza de crías menores de doce días. Para llamar la atención, además del proceso, la foto de la mala foca matando al bebé humano. Publicidad agresiva tipo Anesvad. Mejor las foquitas ensangrentadas, que son reales. Porque ese niño tiene un cabezón monstruoso.
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