Marcos García-Montes, abogado de Daniel Sancho, advierte sobre su situación: «Ya no tiene a nadie que le cubra la espalda»

Sancho pasó las primeras semanas en un módulo de aislamiento, cumpliendo el protocolo de adaptación obligatorio para todos los nuevos internos. Esta fase, aunque temporal, le permitió mantenerse algo alejado de los peligros del entorno, un lujo que ahora se ha desvanecido. Al finalizar el período de aislamiento, el joven chef ha sido integrado en la vida penitenciaria diaria, conviviendo con otros reos condenados a largas penas, algunos de ellos por crímenes graves, en condiciones bastante adversas. La masificación, la falta de higiene, y la deficiente alimentación son parte del panorama habitual en esta cárcel, según el informe más reciente de la Unión por la Libertad Civil.

A pesar de todo, Sancho ha demostrado una sorprendente capacidad de adaptación. Según declaró su abogado, Marcos García-Montes en el programa 'D Corazón', Daniel «ha terminado el periodo de adaptación, ya no tendría compañero que le cubra las espaldas«, pero resaltó que »se lleva bien con todos los presos«. Sin embargo, la convivencia en un espacio tan reducido con personas que no hablan su idioma supone un desafío mayor para el español. En un intento por mejorar la comunicación y lidiar con el aislamiento lingüístico, Daniel ha solicitado a través del Consulado de España en Bangkok varios objetos que podrían hacer su estancia un poco más llevadera, entre ellos un libro en inglés para aprender tailandés y seis guantes de boxeo, ya que ha expresado interés en practicar Muay Thai, el deporte de combate tradicional del país.

Pero más allá de las peticiones materiales, su familia y equipo legal tienen la vista puesta en algo más ambicioso: lograr su traslado a una cárcel en Bangkok. Este cambio sería crucial para Daniel, no solo por las condiciones más manejables del centro, sino por la cercanía al consulado español y la facilidad de visitas familiares. Sin embargo, este objetivo aún está lejos de concretarse.

Mientras tanto, Sancho enfrenta su realidad diaria en Surat Thani, donde el ruido y el hacinamiento hacen que incluso el descanso sea un reto. Según su abogado, una de las solicitudes que ha hecho incluye tapones para los oídos, un pequeño intento por obtener algo de paz en un lugar tan hostil.

Con la defensa preparando un recurso para tratar de reducir su condena, el futuro de Daniel Sancho sigue siendo incierto. Lo que está claro es que cada día en esta cárcel tailandesa será una prueba más en su ya turbulenta vida.