Brigitte Macron, la consejera más íntima y problemática del jefe del Estado
Católica, creyente, pero no practicante, susurra a su esposo, Emmanuel, consejos íntimos que pueden atizar problemas inflamables
Corresponsal en París
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Iniciar sesiónUn día antes de que Marine Le Pen (extrema derecha) presentase en la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento francés, un proyecto de Ley para generalizar el uso obligatorio del uniforme en las escuelas e institutos de Francia, la primera dama de Francia ... declaraba: «Yo llevé el uniforme, en la escuela y el instituto, durante quince años. Mi faldita y mi jersey azul marino me gustaban. Soy partidaria del uniforme en la escuela, como algo sencillo y simpático, nada triste». Aquella noche de primeros de enero pasado, se dice que Emmanuel Macron, triste y melancólico, le dijo a su esposa, al principio de una cena íntima, en el Elíseo: «Querida, en qué jaleos te metes y me metes. Tu uniforme se transformará en cacerolas que me irán persiguiendo los próximos días».
Semanas más tarde, Carla Bruni de Sarkozy, amiga de Brigitte Macron, con la que intercambia SMS y WhatsApps con frecuencia, teme que lo peor está por venir para la pareja presidencial, cuando declara: «Ser la esposa del presidente es un martirio. En el caso de Brigitte, temo que no sabe lo que le espera. Lo que ella piensa y dice, lo que hace su esposo, terminará convirtiéndose en una pesadilla». La primera dama de Francia nunca ha ocultado su simpatía personal por el expresidente, que ella misma confesó, en su día: «Voté por usted, Nicolas, en su día. Su proyecto me gustaba».
Años más tarde, instalada ella misma en el Elíseo, Brigitte Macron solo tiene amigos y amigas conservadores o centristas de centro derecha, entre los que destacan Rachida Dati (ex ministra de Justicia de Sarkozy), Delphine Arnault, hija del hombre más rico de Francia (Bernard Arnault, propietario del grupo LVMH, referencia mundial del lujo francés), Brigitte Taittinger, heredera de una de las más grandes casas del champagne francés. La esposa del jefe del Estado también tiene amigos de la farándula, que destacan por su conservadurismo tranquilo. Stéphane Bern es un viejo amigo de los Macron: experto en familias reales europeas. Fabrice Luchini hace reír a los Macron: es un actor muy popular, defensor a ultranza del «teatro tradicional». Bernard Montiel, otro íntimo, es animador de radio y tv, que ha consagrado su vida a la defensa e ilustración de la canción popular «de toda la vida».
«Ser la esposa del presidente es un martirio. En el caso de Brigitte, temo que no sabe lo que le espera»
Carla Bruni
Brigitte Macron tiene otros amigos y actividades filantrópicas importantes, en defensa de la infancia maltratada y las familias menos favorecidas. Pero, como consejera íntima del jefe del Estado, tiene tendencia a defender causas conservadoras, cuando su esposo intenta dar «una de cal y otra de arena», a los muy distintos públicos y electorados. Ante la reforma del sistema nacional de pensiones, que enfrenta a su marido contra los sindicatos, Brigitte ha declarado: «Mi deseo es que los jóvenes de hoy tenga una pensión, mañana. Comprendo a los manifestantes que piden la retirada del proyecto en curso de discusión parlamentaria…». «Comprensión» no comporta «aprobación», pero la ligereza verbal vuelve a ser un «consejo» inquietante para su esposo y jefe del Estado.
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