Adrián Torres: «Eva Longoria es una mujer espectacular. Me trató muy bien cuando la retraté»

¿Cuándo empezó a pintar?

-Tenía cuatro años cuando comencé a dibujar personajes de cómic y los pinceles los cogí tras cursar la carrera de Bellas Artes en Sevilla. Al terminar no había posibilidades de trabajo en España y me fui con mi tío a aprender inglés en Dallas. Allí conocí a un pintor famoso al que le gustaron mis obras y empecé a trabajar con él. Pronto recibí mis primeros encargos.

¿En qué momento regresa a España?

Tras tres años volví a Conil y decidí tirarme a la piscina. Busqué un estudio y gracias a los contactos y a las redes sociales me empezaron a salir exposiciones, entrevistas, encargos... y hasta el momento. No me puedo quejar aunque al principio estuve con otros trabajos.

¿Sus dotes artísticas son herencia familiar?

Mi madre pinta también y entendieron que yo quisiera intentar ser artista, aunque preferían un trabajo seguro para mí porque este trabajo es vivir siempre en la incertidumbre.

¿Cómo empezó con los retratos a famosos?

El primero que me salió fue el de Eva Longoria gracias a mis amigas María y Carmen Bravo, que organizan la Global Gift de Marbella. Me lo propusieron y tuvo mucha repercusión. Después, gracias a varios contactos en la industria musical me salieron más cosillas. He hecho retratos de Vanesa Martín, Laura Pausini, Sara Carbonero, Rosalía...

¿Cómo es Longoria en las distancias cortas?

Muy simpática. El día de la gala, que estaba rodeada de gente, conseguí hablar con ella y hasta nos hicimos una foto juntos. Es una tía espectacular, me trató muy bien.

¿Le molesta que le conozcan como el retratista de los famosos?

Para nada pero es verdad que no es lo que más hago. Pinto a familias, parejas, niños, animales...

¿Se vive bien de la pintura?

Es complicado porque los artistas vivimos en crisis constante, nunca sabemos el trabajo que vamos a tener. Pero no me entraba en la cabeza vivir de algo que no me gustara. Me ha costado mucho llegar hasta aquí. Antes no tenía dinero y todos mis amigos viajaban y yo no podía ni comprar unos lienzos. ¿Ahora vivio bien? Sí, claro. Soy mi propio jefe, trabajo cuando quiero, puedo viajar y hacer muchas cosas pero todo esto viene de un esfuerzo anterior. A mí nadie me ha regalado nada ni es un golpe de suerte. Ha sido trabajo, trabajo y trabajo.

¿Tenía un plane b por si lo de ser artista no funcionaba?

No, no había.. Soy una persona que lo que me propongo lo consigo tarde o temprano. También es verdad que vi que a la gente le gustaba mi trabajo, que me encargaban cosas. Tuve la suerte de que el arte que a mí me gustaba y me nacía, gustaba. Pero es duro, me ha costado muchos años. Hay que renunciar a muchas cosas porque a todo el mundo le gusta tener su casa, su hipoteca y sus cosas y yo renuncié a esas cosas, pero disfruté de otras.

¿Qué obsesión tiene con el color en sus trabajos?

Para mí el color es lo más importante de mi obra. Me encantan porque a través de ellos podemos expresar todo e influir en la energía de la gente. Cada uno te transmite una cosa y me ayuda mucho a expresarme.

¿Es igual de positivo que sus cuadros?

Lo intento. Todos tenemos momentos, pero me gusta sacar lo positivo de todo y lo mejor de mí. Con los cuadros también. Son el reflejo de mí, aunque cuendo estoy mal no pinto. Tengo que pintar cuando estoy feliz y en mi mejor momento porque eso es lo que me gusta poner en el cuadro. No utilizo la pintura como válvula de escape, como otros artistas. Cuando hago los retratos de la gente, me gusta sacar la energía que la persona lleva dentro. Trato de traducir en colores, formas y trazas lo que esa persona simboliza para mí.

¿Qué otros proyectos tiene?

Tengo mi proyecto Riding Colors, que empecé hace siete años para ayudar a los más necesitados a través del arte. Fue en un viaje que hice a la India con la Fundación Vicente Ferrer para la que hice murales en un centro de niños con parálisis cerebral. Fue una experiencia muy impactante que me cambió la visión de todo y vi el arte de otra manera. Encontré que eso había dado sentido a mi vida. Seguí haciéndolo, viajaba a un país y buscaba a una organización con la que colaborar, normalmente haciendo murales, aunque también he dado clases de pintura. He ido a orfanatos, a una cárcel, residencias de ancianos, refugios de animales... Para mí es lo más importante que he hecho, no puedo entender mi vida de estos ultimos años sin eso.

¿Qué viajes planea?

Para el próximo viaje estoy hablando con una organización de gorilas en Ruanda, donde están haciendo un centro nuevo y quiero ir para ver qué puedo hacer. Tengo otro posible en Fuerteventura, en un refugio de animales. Es una organización más pequeña pero hace un trabajo muy bueno y me gustaría ir.

¿Qué hace en su tiempo libre?

Sobre todo estar con mi mastín. Se llama Bimbo, estoy hablando contigo y está aquí comiéndome los zapatos. Muchas veces me lo llevo al estudio conmigo. Lo tuve en acogida y nada más sacarlo del coche, me miró, le vi los ojos y no me pude resistir. Desde pequeño me ha dado tranquilidad y ha sido muy bueno aunque no es muy cariñoso. Además de eso me gusta pasear por la playa y el bosque, la fotografía y dibujar. Por supuesto también el deporte.