Selectividad
EVAU: Así puedes ayudar a tus hijos a gestionar los nervios y el estrés de la Selectividad
Hablamos con Virginia Cagigal, profesora de Psicología y directora de la Unidad Clínica de Psicología de la Universidad Pontificia Comillas
Un estudiante a punto de examinarse en el polideportivo de la Universidad de La Rioja
Más de 38.200 alumnos se presentan desde este lunes en la Comunidad de Madrid a las pruebas de la Evaluación para el Acceso a la Universidad ( EvAU ). Los madrileño son, junto a cántabros y murcianos quienes realizan estas pruebas los días ... 6, 7 y 8 de junio.
En la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, Galicia, Navarra y Baleares, los jóvenes se examinarán los días 7, 8 y 9 de junio. El turno para los alumnos de Castilla y León, Castilla-La Mancha, País Vasco, Asturias y Canarias será los días 8, 9 y 10 de junio. Catalanes, andaluces, ceutíes y melillenses serán, por su parte, los últimos en examinarse los días 14, 15 y 16 de junio.
Nervios a flor de piel, pero ¿pueden ayudar los padres a sus hijos de alguna manera? De ello hablamos con Virginia Cagigal , profesora de Psicología y directora de la UNINPSI (Unidad Clínica de Psicología de la Universidad Pontificia Comillas)
El ambiente que se respira estos días en muchos hogares es un poco tenso porque el hijo o la hija está atacado ante los exámenes. ¿Hay algo que puedan hacer los padres para ayudarles?
La respuesta de tensión, lo que coloquialmente conocemos como «estar atacados» es en realidad una respuesta lógica y funcional; los adolescentes están afrontando una tarea exigente en sí misma, como es la EBAU, que además tiene ciertas consecuencias para su futuro, por lo que un cierto nivel de tensión es completamente esperable . En realidad, es un indicador de que es un adolescente consciente de lo que está afrontando, e implicado emocionalmente en algo que tiene consecuencias para su vida. Por tanto, ese cierto nivel de tensión es en realidad un buen indicador de buena salud mental .
Lo que ocurre es que a veces el nivel de tensión es excesivo, bien por elevada autoexigencia del adolescente, bien por baja confianza en sí mismo o sí misma, bien por exceso de expectativas de las personas del entorno, especialmente los padres, o bien por razones muy objetivas como estar tratando de entrar en una carrera con una nota media elevadísima, y por tanto, muy difícil de alcanzar.
Cada una de estas situaciones requiere su ajuste propio: por una parte, si se trata de una persona excesivamente autoexigente, los mensajes a ofrecer desde los padres deben de estar encaminados a ajustar esa autoexigencia, dándoles datos concretos sobre su buen desempeño en otras ocasiones, de modo que lo que otras veces ha alcanzado sirva ahora para ganar autoconfianza y rebajar el nivel de exigencia propio. Si lo que ocurre es que es un adolescente con baja autoestima, quizá porque tampoco ha trabajado mucho durante el curso, no es el momento de los reproches, sino de focalizarse también en logros previos, para recuperar confianza y afrontar la EBAU con la mejor disposición psicológica posible. Cuando son los padres los que introducen excesiva tensión, ayuda mucho tomar distancia: sí que es cierto que los hijos se juegan cosas importantes en este momento, pero no es menos cierto que no deja de ser un pequeño episodio en toda una vida , y que hay historias de éxito que no arrancaron con grandes resultados en el inicio; por tanto, ayudará mucho más el valorar el esfuerzo que el hijo o la hija están haciendo que centrarse en lo que debe de conseguir. Si la carrera en sí misma tiene una nota de corte muy elevada, seguramente es un chico o una chica que elige consciente del sobresfuerzo que su opción implica, y por tanto, le ayudará mucho sentirse apreciado y valorado en ese esfuerzo, más que cuestionado por su tensión.
Para que los padres entiendan a los hijos: ¿cómo es la montaña rusa emocional por la que pasan los adolescentes en estos días?
Los adolescentes , por su momento evolutivo y de transformación, experimentan las emociones con mucha intensidad; por eso los enfados son «muy enfados», las alegrías son «muy alegrías», las decepciones son «muy decepciones»… es como si el volumen de un reproductor de audio estuviera siempre muy alto, es decir, todo lo sienten con altísima intensidad. Por eso, lo que a los adultos nos parece a veces extremo, para ello no es más que lo «normal» de su propia expresividad. En consecuencia , los padres ayudan mucho más si no se hacen reactivos a esa intensidad emocional tan elevada , sino que responden desde una calma que, sin reproches, va ayudando al hijo o la hija a ajustarse emocionalmente.
¿Es la empatía la mejor herramienta con la que pueden ayudarles?
La experiencia de sabernos escuchados y entendidos siempre es positiva para las personas. Por eso, la empatía , podernos poner en su lugar del otro y caer en la cuenta de cómo se siente, y hacerles llegar que les hemos entendido, es fundamental para que se sientan acompañados. Pero no esperemos los adultos que la empatía de por sí rebaje en ellos la intensidad emocional; sin embargo, aunque no la rebaje, merece mucho la pena, porque en su proceso de afrontamiento, quedará registrado que se sintió entendido y acompañado, y eso, a largo plazo, es muy beneficioso psicológicamente y para la relación padres-hijos.
¿Cómo pueden crear los padres un entorno adecuado durante estos días? Imagino que una discusión no es lo mejor, por ejemplo.
Bueno, no se trata de evitar la discusión a toda costa… En realidad, cuanto más tratamos a los adolescentes con normalidad, más perciben que les sentimos capaces de afrontar lo que les toca: si siempre pongo a alguien entre algodones, al final el mensaje profundo que recibe es muy descalificador «o te pongo entre algodones o no te veo capaz de afrontar las dificultades». Sin embargo, si la persona se siente tratada con normalidad, el mensaje de fondo es algo así como «tú puedes, tú eres capaz, por eso sigo tratándote con normalidad». Es decir, que el excesivo cuidado, lejos de ayudar, lo que provoca es fragilización de la persona.
Por supuesto, no es el momento de sacar los grandes temas de conflicto con un hijo… Todos podemos esperar diez días, que no van a hacer diferencia para resolver dicho conflicto.
Hay veces en las que están encerrados, no salen de la habitación, quizás le preparas su comida favorita para «animarle» un poco y no tiene ni hambre. O le animas a salir a dar un paseo porque no sale de la habitación y no quiere. ¿Pueden los padres 'obligarles' a que tengan esos ratitos de desconexión?
Naturalmente a los padres les gusta ver a sus hijos serenos y haciendo aquello que mantiene sus buenos hábitos. Pero es importante que los hijos no sientan a sus padres sobreimplicados, es decir, excesivamente agobiados por lo que ellos hacen y cómo lo hacen: aunque hagan cosas no tan sistemáticas y bien hechas, el darles un margen de autonomía para gestionar su estudio, les ayuda a aprender a afrontar las dificultades y retos que trae la vida. Quizá ahora no lo hagan bien, pero aprenderán de ello si no tienen encima a su padre o a su madre diciéndoles cómo hacerlo. Es bueno guiarles, proponerles, y sobre todo, estar cerca con cario, pero al tiempo dejarles un espacio para la autonomía y para aprender a autogestionarse.