Estimular la inteligencia emocional de los niños es un compromiso de todos
Las mismas capacidades de la inteligencia emocional que dan como resultado que un niño sea considerado como un buen estudiante por sus profesores o apreciado por sus amigos, también le ayudarán en su vida adulta a tener un tipo de vida más feliz y exitosa.
Inteligencia Emocional se define como: "el conjunto de capacidades que permiten a la persona mantener relaciones sociales y una forma de vida positiva, contribuyendo a que la persona pueda adaptarse a su entorno percibiendo, aplicando, comprendiendo y controlando las emociones propias y ajenas; consiguiendo vivir ... satisfactoriamente y feliz ". Por lo tanto, la inteligencia emocional esta relacionada con las características de personalidad que van a ser fundamentales para que un niño se desarrolle.
Muchos profesionales de la educación se están planteando generar en los niños el desarrollo de estas capacidades. De hecho en el marco de la educación de la Unión Europea, se han identificado ocho competencias básicas entre las que tenemos: comunicación lingüística, conocimiento y la interacción con el mundo físico, competencia social y ciudadana, aprender a aprender, autonomía e iniciativa personal.
La mayor parte de los modelos de conducta de un niño, los aprende de los padres y de las personas que lo rodean , por lo tanto, las conductas tanto positivas como negativas durarán dependiendo del tratamiento que se les dé. Si los padres son maduros y emocionalmente inteligentes, el niño recibirá mensajes positivos que le permitirán comprender las consecuencias de sus conductas.
Responsabilidad de los padres
La madurez emocional de los niños se forma en la medida en que sus padres y maestros les enseñan aspectos tales como la exteriorización de los sentimientos , el evitar maltratos, manipulación, abuso de poder y la comprensión de sus temores infantiles. El adulto con su ejemplo y con el modo de tratarlo debe fomentar su autodefensa emocional, respetando sus propios sentimientos de una manera asertiva.
Una de las r esponsabilidades y desafíos más grandes tanto de los padres como de los educadores es que el niño se perciba correctamente y se dé valor a sí mismo. Al empezar a trabajar con un bebé es muy importante prestar atención a su temperamento , de modo que nuestras expectativas para este niño sean verdaderamente aptas para su personalidad, ya que los niños que tienen confianza en sí mismos tienen un sentimiento de valor interno que les permite manejar desafíos y trabajar en equipo con otros.
Artículo escrito por Iván Mayor Silva , Doctor en psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
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