Hábitos saludables para los más pequeños

Cuantos más alimentos nuevos descubra entre los 6 y 18 meses, más fácil será su alimentación.

Los alimentos se presentan de uno en uno, esperando unos días para observar si lo ha tolerado bien.

Hasta el año, la leche debe ser su principal alimento.

Los niños nacen con un sistema de autorregulación de la saciedad y del hambre. «Pero a veces las mamás no saben si el bebé se ha quedado satisfecho y le dan más comida. Eso es negativo porque con el tiempo pierden ese sistema de regulación de la saciedad y a partir de ahí no saben decir basta», afirma Rafael Casas, director científico y coordinador del Programa Thao.

El bebé debe comer en horarios regulares y en un ambiente tranquilo.

Ofrecerle agua varias veces al día, porque los bebés pueden tener cierta dificultad para manifestar la sensación de sed.

Hacia los 18-24 meses la mayoría de los niños se vuelven más delicados para comer y se niegan a probar ciertos alimentos. Se llama neofobia, un rechazo natural. A veces hasta pueden rechazar el alimento más de diez veces antes de probarlo. Conviene ser paciente y perseverante y siempre ofrecérselo con alegría y ternura.

Los bebés pueden y deben comenzar a moverse desde que tienen tan solo unos meses. Se recomienda realizar actividad física un mínimo de una hora diaria.

Antes de empezar a caminar (entre los 12 y 15 meses): jugar, cantarle moviendo las manos, animarle para que gatee, jugar en el agua con juguetes, en el baño...

Después de los primeros pasos (entre 15 meses a 3 años): animarle para que aprenda a subir y bajar escaleras, a su ritmo, cogiéndole de una mano cuando sea necesario. Cuando empieza a andar, dejarle que se agarre al cochecito comenzando por pequeños trayectos sin que se sienta sistemáticamente en él.