«Copiar es lo de menos. Vigilan los becarios»

Malinterpretada o no, la norma sevillana ha suscitado reacciones no siempre favorables en el ámbito educativo. Así, desde la Junta de Andalucía, el consejero de Innovación, Ciencia y Empresa, Martín Soler, tachaba ayer de «disparate» y «error» la medida. El consejero declaró a Europa Press no estar de acuerdo con la normativa porque con ella se está «fomentando la trampa y, precisamente, en un periodo de formación tan importante de los estudiantes como es la Universidad». Martín Soler, que dijo respetar «profundamente» la autonomía de las universidades, criticó que con esta normativa «no se refuerza la autoridad del profesorado» y lamentó que la universidad haya llegado a «una situación disparatada».

Por su parte, el rector de la Universidad de Valladolid, Evaristo Abril, se manifestó en contra de esta homologación gracias a la cual los profesores no podrán expulsar del examen a aquellos alumnos que sean pillados copiando. Para Abril, lo que se está cuestionando es si el alumno ha utilizado ayuda externa para realizar su examen, y recordó que «ningún reglamento» permite utilizar ayudas a la hora de realizar una prueba universitaria.

Alternativas de evaluación

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, también salió a la palestra de la polémica al expresar que es favorable de «formas de examen que no dependan tanto de asuntos memorísticos ni de copiar o no copiar». Tras subrayar que «copiar es engañarse a sí mismo», el ministro apostó por trabajar hacia «fórmulas de aprendizaje lo suficiéntemente innovadoras, próximas, de evaluación continua y que no lleven a la necesidad de hacer un examen convencional».

Esta nueva medida, que surge ante un «vacío legal» y con el fin de «evitar abusos y arbitrariedades contra el derecho de poder examinarse», según explicó el director de Comunicación de la Universidad de Sevilla, José Álvarez, propone que, sea una comisión mixta (tres alumnos y tres profesores) la que evalúe la gravedad del incidente. «Si este comité lo cree justificado, podríamos llegar incluso a la expulsión del alumno —argumenta Roldán— por lo que queda claro que estamos ante una medida estricta que persigue reducir el número de alumnos que copien».

Autoridad docente

A punto de comenzar los exámenes de febrero, ¿qué efectos puede tener esta normativa sobre el trabajo de los docentes? Para María José Lera, profesora de la Facultad de Psicología de la US, esta norma no está solamente orientada a la mejora del rendimiento del alumnado en los exámenes. «En realidad, creo que está focalizada a la búsqueda de nuevos sistemas de evaluación, más imaginativos, flexibles y creativos: un examen no debería ser un castigo que genere ansiedad en el alumno. El hecho de copiar debería ser lo de menos». Para la profesora Lera, las críticas han sido desmedidas, el enfoque sobredimensionado.

«No se está poniendo en tela de juicio la autoridad del profesor, entre otras cosas porque generalmente son los becarios los que vigilan el examen y no creo que éstos estén ni mucho menos capacitados para determinar si el alumno debe continuar o no la prueba», termina.