Alta costura, alta notoriedad

1. La mayor parte de las colecciones de alta costura no son rentables en la actualidad, aunque sí sirven para otorgar a las marcas de gran notoriedad, repercusión mediática, óptima reputación y ventas de prêt-à-porter, accesorios, perfumes o cosmética.

2. La Haute Couture se creó en Paris en torno a 1858, a manos de un inglés, Charles Frederick Worth, modisto de Eugenia de Montijo.

3. Para formar parte de la Chambre Syndicale de la Haute Couture es necesario poseer un taller propio con 20 empleados fijos que trabajen las prendas de inicio a fin. Antiguamente, el taller debía estar situado en París, un signo del proteccionismo del gremio de los costureros franceses.

4. Al inicio, las colecciones se debían pasar forzosamente por al menos tres modelos «de carne y hueso», práctica nada habitual hasta el momento.

5.Hasta 1945, los vestidos debían atenerse a un abanico de precios establecidos, mientras que las telas debían ser de diseño exclusivo del creador, que a menudo poseía telares propios o se asociaba con empresas de tejidos para asegurarse las novedades.

6. La alta costura emplea a 5.000 personas en el mundo, una cifra significativamente más baja que en los años 30, cuando daba trabajo a unas 35.000.

7. Las muy estrictas y costosas normas iniciales se dulcificaron en 1992, para evitar la desaparición de la alta costura.

8. Se requiere realizar piezas a medida para particulares, recurriendo al menos a una o dos pruebas físicas de cada prenda.

9. Es necesario elaborar cada temporada, como mínimo, 50 modelos distintos. Las prendas deben ser de día y de noche. Por lo tanto, la alta costura parisina lo mismo presenta un vestido largo de gala que un abrigo corto de día. La esencia y la diferencia es el «a medida», el trabajo manual y la riqueza de materiales.

10. Aunque la mayor parte de los talleres son franceses, cada vez hay más extranjeros consolidados en el seno de la Chambre Syndicale. Tal es el caso de Valentino, Elie Saab, Armani, Giambattista Valli o Versace.