"Hola, me llamo Alejandro". Máxima se quedó mirando el rostro rubicundo de aquel joven, exento en apariencia de cualquier don que la cautivase. Charló un rato con él en inglés y luego continuó divirtiéndose con sus amigos españoles en la fiesta privada a la ... que ambos habían asistido.
Aquello era Sevilla, la Feria de Abril empapaba la noche de música, y ella quería seguir bailando. Porque le encanta bailar, y lo sigue haciendo casi a diario. Alejandro atacó de nuevo y, tras recurrir a los clásicos trucos de conquista, consiguió la manera de contactar con esa argentina rubia tan graciosa.
Más información sobre el aniversario nupcial de Máxima y Guillermo de Holanda, en Mujerhoy.com
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