La Cenicienta que quiso volar

Aires de fiesta en Mónaco, pero también de inquietudtras el rumor del intento de huida de Charlene Wittstock

La Cenicienta que quiso volar A.G. FUENTES

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Se hablaba de cuento protagonizado por el Príncipe Alberto y la bella sudafricana Charlene Wittstock. Pero las Cenicientas de un tiempo escapaban de casa para alcanzar al príncipe, ahora sucede que huyen del Palacio para volver a casa. Más que una fábula, parece una farsa. ... En Mónaco solo se habla del rumor sobre la huida de la exnadadora Charlene a pocas horas de la boda en la que debe dar un doble sí al Príncipe Alberto, mañana viernes (matrimonio civil) y el sábado (religioso).

Mónaco es el país de los rumores, que aquí dicen que se propagan a la velocidad de un Fórmula 1 lanzado por las calles de la Roca. El martes lo publicó «L'Express», un semanario respetado y poco amigo de los chismes. Según su reconstrucción de los hechos, la excampeona de natación habría intentado embarcarse en el aeropuerto de Niza con un billete solo de ida hacia Sudáfrica. Una fuga de muy escasa duración, porque Charlene habría sido «interceptada» y reconducida a Palacio.

¿Por qué la huida? Aquí los chismes son infinitos. El más común es el que dice que Charlene habría descubierto un secreto del futuro marido, quizás un tercer hijo, apuntan diferentes medios (la noticia fue portada del «Times» de Londres y «Le Figaro», entre otros). El Príncipe Alberto tiene reconocidos a Albert Coste (7 años) y Jazmin Grace (19 años), quienes, por cierto, no asistirán a la boda.

El abogado de Alberto desmintió el rumor, calificándolo de delirio. Lo único cierto es que en el Principado vemos aires ya de fiesta, pero también de inquietud. Hay mucho en juego en esta boda: intereses «reales», pero también económicos. De ahí que se intente por todos los medios limitar el daño del rumor, con la esperanza de que, con Cenicienta Charlene y el Príncipe Alberto, con fama de libertino, a la Roca vuelva el glamour que perdió con la muerte de la Princesa Gracia, en 1982.

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