La señora Berlusconi se confiesa

«Lo que más me duele es que un hombre como Silvio se haya traicionado a sí mismo. Ha hecho tanto, ha conquistado tanto, y hoy se habla de él por cosas que hacen olvidar lo que realmente ha sido». Estas declaraciones de Veronica a su amiga periodista, cinco años después de la primera publicación de «Tendenza Veronica», muestran el dolor de una mujer que ha permanecido siempre a la sombra de un marido conocido hoy en día, como ella misma declara, por «proezas» poco políticas.

El 26 de abril de este año, Berlusconi acudía al cumpleaños de mayoría de edad de Noemi Letizia, una joven napolitana que se vanagloriaba de llamar «papi» al presidente italiano. Fue la gota que colmó la paciencia de Veronica, quien confiesa en las páginas del libro a ella dedicado que «ese domingo me dijo que tenía que ir a Nápoles a una reunión sobre la basura, la enésima mentira». Por este motivo, «buscando la última forma de respeto hacía mí misma —declara Veronica— decidí divorciarme».

El anunció llegó para sorpresa de todos, como confiesa la propia Latella, quien explica que tenía sus dudas sobre la decisión de su amiga, y por eso le dijo que «probara a hablar con Silvio». La respuesta de Veronica fue rotunda: «No puedo, me contaría una nueva mentira y esta vez no lo aguantaría».

Veronica había sido la mujer sosegada que de vez en cuando llegaba al límite publicando una carta en la prensa local pidiendo a su marido públicamente que se disculpara. Tras alguna de estas misivas, la familia aparecía en los medios, feliz y de la mano, como lo demuestran las fotografías del verano pasado en Cerdeña. «Sigo leyendo en los medios —decía por aquel entonces— que nos vamos a divorciar; por lo que yo sé, no entra en mis planes».

Pero estos planes de Veronica se vieron truncados con la entrada en escena de Noemi Letizia, personaje que este verano se ha convertido en la invitada a numerosas fiestas; y Patrizia D’Addario, la prostituta de lujo que con sus grabaciones demostró conocer y haber estado en la casa del presidente Berlusconi. La gravedad de la situación podría encontrar un desenlace feliz, como escribe Latella en el libro que plantea la hipótesis de una separación consensual, o «una separación, pero con la ayuda de Veronica para que Berlusconi se encuentre a sí mismo, quizá pasando por una clínica especializada en el tratamiento de dependencia del sexo».

De hecho, cuando Veronica solicitó el divorcio de Berlusconi confesó a una amiga haber intentado ayudar a su marido. «He implorado a quienes le tenían cerca que hicieran lo mismo, como se hace con una persona que no está bien. Ha sido todo inútil. Creía que habrían entendido, pero me he equivocado».

Veronica cuenta ahora con el apoyo de sus tres hijos fruto de su matrimonio con Berlusconi. Barbara, la mayor, es la más cercana a su madre, a quien ha defendido siempre mostrando en más de una ocasión las divergencias con su padre, como declaró recientemente a Vanity Fair: «Los representantes políticos están llamados a gobernar, a hacer prosperar la comunidad y a salvaguardar los valores que la propia sociedad posee, elevándolos». Barbara, de 25 años, no dudó tampoco en apuntar el dedo contra Noemi Letizia y señalar su sorpresa por la participación de su padre en el cumpleaños de la joven napolitana. «Es una unión psicológica que desconozco porque yo nunca he ido con ancianos».