Carmen M. Bordiú: «Yo siempre he vivido como he querido»

Carmen M. Bordiú: «Yo siempre he vivido como he querido»

«Nietísima» , hija mayor de Carmen Franco y del marqués de Villaverde , siempre manifestó una decidida y fuerte personalidad desde su infancia en El Pardo, donde también supo meterse en el bolsillo a su abuelo. Por muy general que fuese Franco, ella ... se las arreglaba para hacer de él lo que quería. Criada casi como una princesa en un mundo elitista y aislado, que poco tenía que ver con la realidad española de aquellos momentos, Carmen consigue poco a poco ganar su independencia y crearse su propio ideario, por los que ha tenido que pagar un alto precio. Sin embargo, prevalecieron al fin sus deseos de convertirse en una mujer adelantada a su tiempo y libre de las ataduras de su círculo social.

En la actualidad Carmen reconoce estar viviendo uno de los mejores momentos de su vida. «Las glicinias vuelven a florecer»... aunque a muchos les pese.

¿Cómo se encuentra en estos momentos?

—Estoy pasando por una buena etapa. Me siento tranquila y estoy contenta con todo lo que estoy haciendo. Creo que hay que disfrutar de la vida día a día, y yo me considero una mujer muy vital. Nuestra existencia es nuestro mayor regalo y esto es algo que debemos tener muy presente.

¿Es consciente de que ha llevado una vida privilegiada?

—Por supuesto que soy consciente de todo lo que he vivido y de las oportunidades que se me han brindado. Muy poca gente tiene esa suerte, aunque no todo ha sido fácil en mi vida, ya que he tenido que vivir situaciones muy duras y complicadas. Pero claro que he hecho cosas que solamente puede hacer un sector minoritario de la sociedad. De lo que estoy agradecida.

¿Cree que ha pagado un alto precio por hacer las cosas a su manera?

—Seguramente, en muchas ocasiones, sí. Nuestras decisiones siempre tienen unas consecuencias, pero hay que saber asumirlas. Me parece que es lo más coherente que podemos hacer. Es importante tratar de ser fieles a nosotros mismos y a nuestras ideas. Yo siempre he vivido como he querido y creo que es lo mejor que he podido hacer.

¿Cómo va su matrimonio con José Campos?

—Todo sigue muy bien. Nosotros sabemos respetarnos y reservar nuestras parcelas. Creo que hemos logrado una buena armonía porque no existen presiones de ningún tipo. José es una persona estupenda, con una gran alegría de vivir. Siempre comento que, en cierta manera, me recuerda a mi padre, aunque esta afirmación pueda sorprender en un principio. José es un ser libre y yo también.

Cuando está en Santander, ¿se adapta a ese tipo de vida...?

—Cuando estoy allí me siento satisfecha y feliz. Me siento muy cómoda en la ciudad, y la gente es encantadora y muy cariñosa conmigo. Vivir en un lugar con esas características tiene muchas ventajas. Por otra parte, yo nunca he dejado de viajar y de asistir a mis compromisos personales y profesionales. Me encanta hacer reportajes en diferentes lugares del mundo. Viajar siempre abre tus horizontes.

¿Se considera una adelantada a las mujeres de su generación?

—Desde luego, he tomado decisiones que en la época llamaron la atención, y a lo mejor esto ha servido para que muchas mujeres tuvieran un punto de referencia, en mayor o menor medida. También le aseguro que nunca he pretendido ser el espejo de nadie. He hecho las cosas como creía que tenía que hacerlas, según mi propia conciencia. Uno no puede pasarse la vida pendiente de lo que piensan los demás. No tenemos demasiado tiempo para perderlo.

¿Se arrepiente de algo de lo que haya hecho?

—Lo fundamental es asimilar los hechos que te suceden y tratar de evolucionar. Todos cometemos errores y equivocaciones, pero tampoco hay que estar censurándose constantemente. De todo lo negativo también se puede aprender mucho.

Últimamente la hemos visto convertida en una estrella televisiva…

—Siempre me ha gustado la televisión, y cuando me propusieron bailar me pareció muy divertido y, realmente, no me equivoqué. Esta ha sido una experiencia muy enriquecedora. Mereció la pena.

La vida social y las fiestas a las que usted estaba acostumbrada prácticamente han dejado de existir…

—Es cierto, aquellas fiestas que se celebraban por todo lo alto apenas existen. Hay mucha crisis, y además estamos viviendo momentos muy diferentes en los que muy pocos están dispuestos a celebrar esos eventos. Lo único que permanece son las fiestas de algunas firmas que siguen conservando todo el glamour.

En Francia supongo que habrá vivido con absoluta libertad.

—Totalmente. Allí se vivía de una manera muy libre. Por aquellos años en España se estaba muy pendiente de la galería, la felicidad de la persona estaba en un segundo plano. Este tipo de actitudes nunca han ido conmigo, porque solamente vivimos una vez y no debemos perder el tiempo. Yo quiero ser la dueña de mi vida y dirigirla por donde crea conveniente. Quiero dejar claro que esto nunca ha significado eludir mis responsabilidades.

¿Cómo es su relación con sus hijos?

—Tenemos una relación estupenda. Luis Alfonso es un chico muy responsable y está encantado con la familia que ha formado. Con Cynthia también me llevo muy bien. Creo que he tenido mucha suerte con mis hijos porque nos respetamos y queremos mucho. Eso no quiere decir que tengamos en ocasiones una manera diferente de ver las cosas.

¿Qué le parece la posición que ha adoptado su hijo con respecto a sus derechos sobre el Trono de Francia?

—Luis Alfonso nunca ha pretendido el Trono de Francia. Lo único que a él le ha importado es seguir con el legado de su padre a nivel histórico y cultural. Creo que está muy bien que lo haga. Además Luis lleva sus asuntos con una gran responsabilidad.

Hablando de legados, ¿sigue conservando el retrato que le pintó Salvador Dalí?

—Claro que sí, es un lienzo que me parece estupendo. Dalí era genial y él me pintó tal y como me veía. Me comentó que, bajo su óptica, siempre sería como una niña. Tenía para todas las cosas una visión auténticamente surrealista, no solamente para su faceta artística.

¿Cree que la han traicionado en muchos momentos?

—Seguramente han interpretado mal mis actitudes y han obrado en consecuencia. Desde luego, tengo claro que me han utilizado porque yo no tengo una doble cara. Siempre he sido muy auténtica y no me pesa.

Últimamente la vemos también muy volcada en su faceta empresarial.

—El orujo que presenté hace unos meses va estupendamente bien, y a estas alturas ya está muy introducido en el mercado. Lo cierto es que el mundo de los negocios me atrae y me parece que no se me da mal.

Después de todos los golpes que ha recibido, ¿qué es lo verdaderamente importante en la vida?

—La generosidad y las cosas sencillas, todo lo demás no merece la pena.

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