Carlos Sainz, el héroe que sacrificó a su familia por el podio

Sin embargo, estas victorias no habrían sido posibles sin el apoyo incondicional de su mujer Reyes Vázquez de Castro y sus «copilotos», Blanca , Carlos y Ana . De los tres, el único que ha seguido sus pasos ha sido el mediano. El joven heredó de su padre su entrega en el trabajo y su disciplina y actualmente disputa en las carreras como piloto de F-1.

Carlos Sainz ha hecho historia en el automovilismo gracias a que su novia, y posteriormente su mujer y madre de sus hijos, le apoyó incondicionalmente. Su familia también contribuyó a sus triunfos pues, tras superar «el disgusto» por abandonar sus estudios en la universidad, le apoyaron en sus andanzas por los rallys, una profesión que en aquellos tiempos ni siquiera existía en nuestro país. « Conocí a Reyes a los 18 años , cuando comenzaba a competir, y ella siempre vivió mi pasión por el motor. Ha vivido toda mi progresión sufriéndola, apoyándome en todo momento. Ha sido una clave de los éxitos que haya podido alcanzar», reconocía el campeón para este periódico en una entrevista realizada en 2010. Sin embargo y a pesar de las alegrías que le han dado sus títulos, estos escondían una cruda realidad. Nunca estaba en casa . Este quizás haya sido el mayor precio que el campeón ha tenido que pagar para alzarse en de los podios.

«Durante mucho tiempo pasé trescientos días al año fuera de España. Es muy duro. Sólo la pasión por los rallys me permitía aguantarlo. Renuncias a muchas cosas. A tu familia, a tus amigos. Es indudable que podía haber disfrutado más de la infancia de mis hijos, que pasa una vez en la vida y no vuelve más. Pero estaba tranquilo, porque siempre tuve el apoyo de Reyes, una persona muy equilibrada. En 2004, tras 18 años, decidí dejar el Mundial. Quería estar más en casa y vivir la última parte de la infancia de mis hijos », recordó en esa misma entrevista.

Para Sainz, sus comienzos en las carreras no fueron nada fáciles. Querer ser piloto y dedicarse a ello profesionalmente era una locura en los setenta. Lo peor, la lucha con sus padres para abandonar la carrera de Derecho en la universidad para dedicarse en cuerpo y alma a su sueño. «Estudié en el Retamar y el deporte siempre fue muy importante en mi vida. Hay pocos que no haya practicado. Hice tenis, atletismo, esquí, montaba en moto y jugaba al fútbol. Sin embargo, mi objetivo era el automovilismo». Una difícil decisión que les costó más de un disgusto a sus progenitores: «Su preocupación era que yo terminase mi carrera, porque no había precedentes de ganarte la vida en lo que yo hacía. Tenían el miedo de que fuera una cosa efímera, muy poco seria». A pesar de todos sus esfuerzos y sacrificios, Sainz se considera un privilegiado y así lo constató durante su entrevista en 2010: « Renuncié a hacer una vida normal , a tener vacaciones, pero tuve la suerte de dedicarme a lo que me gustaba».