Un nuevo testigo sitúa a Bill Clinton en la isla del pedófilo Jeffrey Epstein

Clinton, que no ha sido acusado de participar en los delitos de Epstein, ha tratado de minimizar su relación con el financiero neoyorquino, que acumuló un largo historial de crímenes sexuales . En 2008, se declaró culpable de un delito de prostitución en un polémico acuerdo con un fiscal de Florida para cerrar una investigación sobre abusos a decenas de menores entre 1999 y 2007.

Fue al principio de esos años cuando Epstein, entonces uno de los prodigios de las finanzas, entabló una relación con Clinton, que acababa de dejar la Casa Blanca y ponía en marcha su fundación. La amistad fue objeto de escrutinio cuando Epstein fue investigado y, sobre todo, cuando el año pasado volvió a los titulares: fue arrestado en Nueva York tras ser investigado por montar una red de tráfico sexual .

Mientras Epstein abusaba de sus víctimas -alguna tenía solo 14 años-, Clinton utilizaba su avión privado. Se le acusó también de volar a Little Saint James, la isla privada en el Caribe, cerca de Santo Tomás, uno de los lugares en los que el financiero llevaba a las jóvenes .

A través de un comunicado de su oficina, Clinton aseguró el verano pasado que no sabía nada «de los terribles crímenes de Jeffrey Epstein» y que la única relación que había mantenido con él es que había viajado «un total de cuatro veces» en su avión privado, entre 2002 y 2003, y que mantuvieron una reunión en su oficina de Harlem y otra en la mansión de Epstein en Nueva York. «No ha hablado con Epstein en una década y nunca ha estado en Little Saint James », añadía el comunicado acerca de la que se calificó como «la isla del pecado» o «la isla de los pedófilos». Una investigación de Fox News, sin embargo, aseguraba que había encontrado registro de que Clinton viajó 26 veces en el avión de Epstein, al que se bautizó como «Lolita Express».

En el documental de Netflix, titulado «Filthy Rich», el empleado, Steven Scully , asegura que vio a los dos juntos en la isla. Scully se ocupaba de la manutención de los servicios de comunicaciones en la propiedad.

Su testimonio complementa el de Virginia Roberts Giuffre , una de las esclavas sexuales, que aseguró en una declaración judicial que vio a Clinton en la isla y que cenó con el expresidente, Epstein, dos mujeres de Nueva York y Ghislaine Maxwell , amiga del multimillonario, a quien se le acusa de proporcionarle chicas jóvenes . Según Giuffre, vio a Clinton «caminar hacia la oscuridad con dos chicas guapas en cada brazo».

Este enero salieron fotos a la luz del expresidente con Maxwell en la escalerilla del avión de Epstein y junto a Chauntae Davies , una masajista que el año pasado aseguró que fue reclutada por el multimillonario para ser otra de sus esclavas sexuales.

El suicidio de Epstein el año pasado volvió a poner la mirada en Clinton. El actual presidente, Donald Trump , compartió en Twitter versiones conspiratorias en las que se aseguraba que Epstein murió por tener «información sobre Bill Clinton». El propio Trump no está fuera del foco: también mantuvo una amistad con Epstein y participó en fiestas en su mansión de Florida. Trump no ha sido acusado de ningún abuso, algo que sí ha ocurrido con el Príncipe Andrés de Inglaterra, que fue uno de los íntimos de Epstein. Giuffre aseguró que la forzaron a mantener relaciones sexuales con el hijo de Isabel II, unas acusaciones que le obligaron a abandonar sus actividades públicas como miembro de la Casa Real británica.