Chus Lampreave, nuevo y sorprendente icono de la publicidad española
La intérprete, de ochenta y tres años, es una de las veinte actrices españolas más valoradas
JULIO BRAVO
«Yo soy testiga de Jehová y mi religión me impide mentir. Ya me gustaría a mí mentir, pero eso es lo malo de las testigas, que no podemos. Si no, aquí iba a estar yo». Con diálogos como éste, de la película «Mujeres ... al borde de un ataque de nervios» , de Pedro Almodóvar, Chus Lampreave (1930) se convirtió en una de los musas del cine español en las décadas de los ochenta y noventa. Ahora, con 83 años, la actriz madrileña se ha revelado como el nuevo icono de la publicidad española, al protagonizar dos de los anuncios más caros de la televisión en las pasadas navidades: el de Campofrío , «Hazte extranjero» , dirigido por Icíar Bollaín -actriz y directora ya coincidieron en el spot del pasado año-; y el de KH7 , bajo la dirección de Juan Antonio Bayona .
El director de «Lo imposible» tenía muchas ganas, ha contado, de trabajar con ella: «Me dijo que no y yo le contesté que no aceptaba un “no”. Cuando llevaba cinco días insistiendo me dijo ‘que sí, que lo hago’ y ha sido muy bonito. Montamos un ‘croma’ en su casa y ahí se rodó». Y es que la popularidad de la intérprete es incuestionable. Según la agencia Personality Media, es una de las veinte actrices españolas mejor valoradas por el público, que destaca especialmente su naturalidad y cercanía , que la convierten en «un personaje idóneo -dice la agencia- para transmitir las bondades de un producto de alimentación, a pesar de tener un nivel de conocimiento un tanto limitado para lo que suelen pedir los anunciantes en este tipo de campañas».
Actriz sin vocación
Con más de ochenta películas y series de televisión a sus espaldas, Chus Lampreave no pensaba dedicarse a la interpretación. A ella le gustaba la pintura, y por ello se matriculó en la E scuela de Bellas Artes de San Fernando . Allí la conoció Jaime de Armiñán. «Era una chica morenita -escribió en ABC-. Tenía un raro sentido del humor -es decir, sentido del humor-, buen carácter, rapidez de improvisación, excelente oído y unos grandes ojos negros». Su desinhibición, su desvergonzada naturalidad y su simpatía le han llevado a ser una de las grandes secundarias de nuestro cine.
«Mira, ser actriz es una maravilla, pero yo nunca me lo creí -decía Chus Lampreave en una entrevista en 2012-. Seguía igual: si me llamaban otra vez, bien, y si no me llamaban, también bien». Fue Armiñán quien le hizo debutar en la televisión, y trabajó además con Marco Ferreri y Luis García Berlanga : «El pisito», «El verdugo», «Mi querida señorita» y la trilogía «Nacional» fueron algunos de los títulos en los que participó.
Pero fue Fernando Trueba y, sobre todo, Pedro Almodóvar quienes convirtieron a Chus Lampreave en un icono. Con el primero ganó un Goya por su papel de Doña Asun en «Belle Epoque» , mientras que con el cineasta manchego firmó varios inolvidables papeles, entre ellos los de la abuela adicta a las magdalenas y el agua de Vichy en «¿Qué he hecho yo para merecer esto?» : el de portera testiga de Jehová en «Mujeres al borde de un ataque de nervios» ; el de Tía Paula En «Volver» o el de madre de la escritora Leo Macías en «La flor de mi secreto» , donde protagonizaba los mejores momentos junto a Rossy de Palma , a la que espetaba un sonoro «¡Cara de ladilla!»; el propio Pedro Almodóvar, precisamente, dirigió hace ocho años a las dos actrices en un anuncio en el que recreaban sus dos personajes de esta película.
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