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Fuera de sitio

La fuerza del cariño y las ganas de llorar

«Llorar y hablar son dos acciones incompatibles, no se pueden hacer a la vez. Y es justo en ese momento del medio, cuando la glotis se te sube y se te encoge, y te duele y te quema, cuando tienes que elegir entre una cosa u otra»

Lola Sampedro

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El otro día vi a un extraño llorar en la calle. Estaba sentado en uno de esos bancos inhumanos que algunos ayuntamientos colocan para que las personas sin techo no puedan tumbarse a dormir ahí. Esos que tienen un separador, un reposabrazos, justo ... en la mitad. Era un hombre de unos 50 años y lloraba sin taparse la cara. Lloraba, pensé, sin que le diera vergüenza derramar lágrimas en la vía pública. No es la primera vez que me cruzo con alguien que llora, pero sí la primera que veo hacerlo con tanta desinhibición, con tanta dignidad. Al menos eso me pareció a mí.

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