espionaje en cataluña
«La Camarga», de símbolo de la discreción al centro de la polémica
Este restaurante familiar de Barcelona se ha hecho célebre por el caso de las escuchas de Método 3

En una guerra siempre hay daños colaterales. En el escándalo de las escuchas de Método 3, La Camarga, un restaurante familiar del Ensanche barcelonés, podría resultar una de las víctimas de un embrollo que parece salido de una novela de intrigas. «Estamos pasándolo mal», explica a ABC Irene Vidal, una de sus propietarias.
Este local lleva casi 20 años funcionado. La madre de Irene, Gloria Blanco, inició su aventura en la hostelería cuando en 1981 abrió Petit Paris; en 1986, le siguió Dama. Después, Blanco inauguró La Provença y St. Rémy, que cerraron recientemente. La Camarga es el único establecimiento que sobrevive. «Mi madre eligió nombres franceses para sus restaurantes porque tuvo un cáncer de mama y se recuperó en Montpellier; fue su manera de agradecer a Francia su recuperación», comenta Vidal.
Desgraciadamente, en 2008 la matriarca se vio afectada de nuevo por el cáncer, del cual ya no se recuperó. Falleció en 2009. Sus hijos intentaron que la empresa le sobreviviera, aunque la crisis provocó el cierre de todos los locales, salvo La Camarga. «Ella murió cuando apenas empezaba la crisis», explica Irene, que dirige, junto a su hermano David, este lugar, famoso por sus reservados.
Una ampliación
En sus años de gloria, La Camarga creció tanto que necesitó una ampliación. «Teníamos tanto éxito con los salones privados de nuestros otros restaurantes, que mi madre decidió crear ocho reservados aquí», comenta. Fueron esos espacios, con distintas capacidades, los que hicieron que el local se convirtiera en un reclamo para comidas de negocio y reuniones entre cargos políticos de todos los partidos. «Nadie sabe quién come a su lado», presume Vidal.
La privacidad en ciertos círculos se agradece, y las múltiples reservas fueron señal de que la idea de Gloria había sido buena. «Cada semana esto estaba lleno de políticos y empresarios», comparte la hostelera. Tanto acudían allí a comer por un precio medio de 35 euros, que «parecían parte de la familia». Las especialidades de la casa, el arroz parellada y el meloso con bogavante y alcachofas.
Una de las habituales era Elisenda Villena, detective de Método 3 e implicada en el caso de las escuchas a Alicia Sánchez Camacho, líder del PP catalán. La relación entre ella e Irene Vidal llegó a ser tan estrecha que en alguna ocasión ayudó a la propietaria a resolver un problema con uno de sus empleados. A veces, la familia incomoda.
El restaurante, en el que se sirve cocina internacional y pinceladas de cocina francesa, ha vivido mejores épocas, sobre todo si se tiene en cuenta la tormenta de las últimas dos semanas. «Ha sido terrible, es algo que no podemos controlar, porque viene de otro lado», se lamenta Vidal. La hostelera está preocupada por la reacción de los clientes. Sin embargo, contra todo pronóstico, hoy en día las reservas siguen a tope. «La gente que nos quiere está viniendo para darnos su apoyo -explica-. Valoran mucho el servicio personalizado que les damos», agrega. A los de siempre se les han sumado también los curiosos, orillados por el escándalo. «Nuestra tarea es enamorarlos con nuestro servicio, nuestra buena cocina y nuestros precios asequibles». Al cabo, algo bueno podría quedar tras la polémica.
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