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Los informes educativos se llevan muy mal con la propaganda del Régimen. Todavía hay andaluces que creen que la voluntad, reducida a capricho político, puede cambiar el mundo. El inglés se aprende jugando. Sin ese esfuerzo que suena a carca, a amétodos propios de tiempos pasados. La letra con buen rollito entra. No hace falta ni siquiera que el profesor esté en clase. Cuando se pone malo, ¿para qué vamos a buscarle un sustituto, si los alumnos se bastan y se sobran porque forman parte de la generación mejor preparada de nuestra historia?

El 80% de los alumnos que han pasado el fielato de una prueba objetiva están cortitos, con sifón o con water, en la comprensión de la lengua inglesa. Esto provocaría un terremoto social en una comunidad autónoma, realidad nacional o como se quiera llamar, que estuviera pendiente de su futuro: el inglés ya no es un lujo educativo, sino una necesidad básica en estos tiempos globalizados que vuelan. Pero aquí no se trata de eso. Aquí lo que se ha pretendido es mantener una generación en la inopia. Eternamente felices. Bilingües de la nada. Enrollados al buen rollito. Tres o cuatro consignas y cuarto y mitad de la media memoria histórica. El Régimen no quiere angloparlantes, sino votantes de los culiparlantes. Follow me. Vótame, que te llevarás el título sin estudiar. ¿Qué más quieres, boy?

¿Cómo se puede castigar a un pueblo entero por un símbolo franquista que el Ayuntamiento no ha retirado? ¿Por qué tienen que pagar los justos contribuyentes por los pecadores que aún no se han convertido a la fe laica de la media memoria histórica? Esta pregunta se queda en el aire cuando Valderas amenaza con manejar las subvenciones en plan manijero. Izquierda reaccionaria y nostálgica del franquismo. Menos mal que De Llera mandó parar semejante desafuero… hasta que lo mandaron callar.

Primero se escandalizó cuando se enteró de que un símbolo franquista podía dejar a un pueblo sin una subvención, pero luego dijo que era algo lógico. El consejero Emilio de Llera está haciendo un papelón que deja en dodotis a los actores de Estudio 1. Donde dijo que no a Diego, dice que sí a Valderas. Sin anestesia. Del tirón. La servidumbre del poder es lo que tienen. Blas de Otero escribió en un poema memorable que al hombre siempre le queda la palabra. Al político, ni eso.

Quieren cambiarle el nombre a la cordobesa avenida de la Victoria por franquista. No lo hizo Anguita cuando fue alcalde. Ni Rosa Aguilar. ¿Por qué pretenden darle el cambiazo ahora? Porque el director general de Amnesia Histórica no sabe que esa denominación se debe al convento de la Victoria, presente en ese lugar allá por 1510 Es lo que pasa por elegir para los cargos a familiares sanguíneos o políticos. El ridículo es tan espantoso que la única salida es una puerta que nadie cruza: dimisión imposible.