La idea de que la victoria 'está hecha', el principal enemigo de Moreno en las elecciones andaluzas

A cinco días del comienzo de la campaña electoral, nada hace dudar de una victoria del presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla . Con todas las encuestas a su favor, que dan entre 42 y 45 diputados al candidato del PP, no se esperan sorpresas como las que deparó el 2 de diciembre de 2018 . Entonces se produjo una paradoja: quien ganó (Susana Díaz), perdió la Junta. Y quien perdió (Moreno), ganó. Con sólo 26 escaños, uno de los peores resultados de su historia, el candidato del PP gobierna en coalición con Ciudadanos y con el apoyo externo de Vox. Pero el éxito de Moreno va a depender de si está más cerca de la arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid o de la mayoría insuficiente de Alfonso Fernández Mañueco, obligado a compartir parcelas de poder con Vox en la Junta de Castilla y León.

Dando por descontada la ventaja del PP, la sensación de 'esto está hecho' puede inducir a que parte de sus votantes se quede en casa o se vaya a la playa. El 19J está salpicado de incógnitas: ¿ Juan Espadas , un candidato desconocido fuera de Sevilla, podrá superar el listón de los 33 escaños de su antecesora? ¿Sobrevivirá Cs? ¿Tocará techo Vox? ¿Pasarán factura las disputas internas a las izquierdas? ABC lanza estas y otras preguntas a tres expertos en procesos electorales. Éstas son sus respuestas.

Un anticipo electoral siempre entraña riesgos. En Andalucía «no se percibe como un adelanto estratégico, como en Castilla y León, porque la legislatura ya estaba acabada», señala el politólogo Pablo Simón . Tampoco ha habido ruptura entre el PP y Cs.

Pero cuidado con echar las campanas al vuelo. David Hijón, socio fundador de Dialoga Consultores , advierte de que «los adelantos los carga el diablo, aunque la media de las encuestas beneficia al PP y puede ayudarle el ‘efecto luna de miel’ del PP bajo el nuevo liderazgo de Alberto Núñez Feijóo», añade. Tampoco hay que olvidar que «cada vez más gente decide qué papeleta mete en la urna en la última semana o día».

Narciso Michavila , presidente de la consultora GAD3 que realiza los estudios demoscópicos para ABC, asegura que, más que el adelanto electoral, la fecha elegida proyecta muchas incertidumbres. « A Moreno le interesa la máxima participación , pero es complicado movilizar debido a las fiestas, la playa y el bajo consumo televisivo», a las puertas de las vacaciones. « El mayor riesgo que corre el PP es que le suceda como a Javier Arenas en 2012 : dar por hecha la mayoría absoluta. Él ganó pero no gobernó (superado por la suma del PSOE e IU)», recuerda Michavila.

«Es previsible que la abstención sea alta. Ocurrió en 2018, cuando hubo 400.000 votos menos que en las generales porque estas elecciones no se ven como competidas o reñidas. Tampoco hay mucha polarización, como las elecciones de Madrid », razona Simón.

«Cuando las elecciones son poco participadas suelen ser de continuidad. La gente se abstiene porque ya está satisfecha con lo que hay y no va a votar , lo que puede favorecer a Moreno», precisa este doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Pompeu Fabra. Aclara que la participación directa no debe confundirse con que «los tuyos vayan a votar». Otro factor que juega en contra de la participación es que las andaluzas no concurren con otros comicios.

Juanma Moreno sueña con reunir más escaños que toda la izquierda junta para poder gobernar en solitario . Para conseguirlo, sabe que debe ensanchar al máximo su base electoral por el centro para no depender de los diputados de Macarena Olona . Siguiendo esta lógica, se ha lanzado a por el votante desencantado con el PSOE para crecer a su costa. Está por ver que le salgan las cuentas. «Esa búsqueda de la transversalidad y moderación tiene sentido para captar a votantes de Ciudadanos y PSOE. Desde la llegada de Feijóo, el PP se marcó como objetivo hacer una ‘opa’ al electorado de su socio de gobierno y lo está consiguiendo», apunta Hijón. Además, «un voto que quita al PSOE suma el doble», apostilla, puesto que es un adversario directo.

Un triunfo de Moreno sería un trampolín para Feijóo en su asalto a la Moncloa . Alimentaría la narrativa del fin de ciclo de Pedro Sánchez. El 19J «tendrá repercusión en el PSOE y PP y mucha incidencia en Cs y Podemos. Andalucía siempre ha marcado el cambio al resto del país», indica el sociólogo Michavila.

« Va a ser un ensayo de la estrategia de Feijóo » a escala nacional, coincide Simón. Les diferencia que Moreno es presidente de la Junta, lo que le permite ser el candidato con más conocimiento y valoración. «En un contexto de incertidumbre, el electorado tiene cierto reflujo conservador y confía en aquellos que están en el gobierno», aclara el editor de Politikon.

«Esto va de sumar», de ensanchar el bloque del centro , prosigue el politólogo. El PP se aprovecha de la «desaparición» de Cs y ante un Vox fuerte en los sondeos, por encima del 15% de los votos, «tiene sentido que haya un reparto de papeles». Simón no duda de que Vox entrará en el futuro Gobierno. «Para ellos, es la gran comunidad autónoma que fija el precedente para el resto del país».

En el partido de Santiago Abascal han tomado la «decisión estratégica» de hacer realidad sus políticas desde la gestión. «El PP necesitaría ocho o nueve puntos más de los 42-44 escaños que le dan las encuestas para rozar la mayoría absoluta. Como eso está lejos de ocurrir, está abocado a una coalición. Si Vox está fuerte será una coalición de gobierno más incómoda para el PP , porque deberá cederle carteras importantes y con mucho presupuesto. Todo dependerá de cuál sea el reparto de escaños en la mayoría parlamentaria», explica.

Tanto el PSOE como Por Andalucía (Inmaculada Nieto) y Adelante Andalucía (Teresa Rodríguez) exprimen el miedo a que Olona sea vicepresidenta de la Junta para animar al electorado progresista a acudir a las urnas. Les puede salir el tiro por la culata. «En Castilla y León o Madrid, la derecha amplió su ventaja. Más que una estrategia, es una táctica, como tirar triples cuando vas perdiendo», ironiza Michavila, quien ve muy improbable la repetición electoral.

Coincide con Pablo Simón, que duda de que el miedo funcione en favor de la izquierda: « Puede darse la paradoja de que el electorado prefiera votar a Moreno para que no dependa de Vox ». Las confluencias luchan también contra sus propias adversidades: «Las disputas entre Podemos e IU por las listas han sido terriblemente dañinas. Hay rechazos cruzados y ahora tienen que hacer campaña juntos, estando enfadados entre ellos», añade el politólogo.

«El batacazo se lo va a dar. Ciudadanos está abocado a su extinción como la UCD . Ha gestionado muy mal el capital político que logró en las generales de abril de 2019, cuando Albert Rivera sacó 57 escaños», responde Hijón. «Pese al pacto de no agresión entre los aliados del gobierno, las encuestas juegan en contra de Cs. Su problema es doble: lo más común es que el socio grande se coma al chico y la marca electoral ha entrado en barrena tras el pésimo resultado en las últimas generales. Todo el mundo da a Cs como amortizado y el electorado se desbanda en todas las direcciones. Ahí no hay nada que hacer », razona Simón.

Albert Rivera saltó a la esfera nacional tras entrar su partido en el Parlamento andaluz con nueve diputados en el año 2015, recuerda Narciso Michavila. El presidente y fundador de GAD3 se muestra pesimista: « No tienen opción de entrar por ninguna provincia . Los mismos andaluces que catapultaron a Cs, lo van a enterrar».

«Me cuesta mucho pensar que esté por debajo de esa marca». Un mal resultado tampoco abrirá el melón de una crisis. Aun sacando algún escaño menos, mientras Sánchez esté en la Moncloa no se va a mover un varal en contra del candidato socialista », opina Hijón.

Pablo Simón identifica «tres problemas» en el PSOE, que puede calcar el porcentaje de votos de 2018. Primero, tiene que hacer campaña sin la potente maquinaria de la Junta por primera vez y no está acostumbrado. Segundo, « Juan Espadas es muy poco conocido fuera de Sevilla , y puede pagar el pato de no haber afrontado una renovación en 2019, para que tuviera tiempo para ir bregándose». Y tercero, «el PSOE lleva perdiendo escaños y votos desde 2008 sin parar. Habría necesitado un replanteamiento a fondo para reconectar con las clases medias y jóvenes».

En su contra juega otra realidad incontrovertible: después de casi 37 años de mandatos ininterrumpidos del PSOE, la derecha ha gobernado y «la comunidad no se ha caído».