Sánchez no impedirá que Feijóo se presente a la investidura
El PSOE no tiene prisa para negociar y confía en que Junts renuncie al referéndum
Feijóo no renunciará a intentar ser presidente pese al portazo del PNV

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, insiste en su estrategia de intentar ganar tiempo después del resultado de las elecciones generales del pasado domingo, que le permite revalidar su mandato, pero dependiendo de nuevo de los que han sido sus aliados, empezando por ... Sumar (donde está incluido Podemos) y ERC y Bildu, pero esta vez también Junts Per Catalunya. El apoyo activo o pasivo, con al menos una abstención, del partido del expresidente catalán fugado de la justicia, Carles Puigdemont, le es ahora imprescindible.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en los comicios de noviembre de 2019, cuando apenas tardó dos días en llamar a Pablo Iglesias para firmar un principio de acuerdo con Podemos que sentó las bases del Gobierno de coalición, ahora las cosas van más despacio.
Hasta el punto de que no impediría que el líder del Partido Popular (PP) y ganador de las elecciones, Alberto Núñez Feijóo, intentase una investidura, según confirman fuentes del Gobierno, si bien dejan claro que el portazo dado este lunes al dirigente popular por el PNV es lo suficientemente elocuente de que no podrá sacar adelante con éxito una investidura.
Al mismo tiempo, enfrían la posibilidad de un encuentro próximo entre Sánchez y Feijóo, que hablaron la noche electoral y se emplazaron a volver a hacerlo tras el recuento del voto Cera, de los españoles residentes en el extranjero.
Sánchez tiene bazas para tratar de dormir el partido. La relación con su socio en el Ejecutivo no está aquejada de ningún tipo de problema. Ayer mismo, en el primer Consejo de Ministros con el Gobierno ya en funciones, y el último además del curso político, saludó efusivamente a la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, durante el momento en que los fotógrafos y cámaras de televisión pueden acceder al interior de la reunión, y ambos se dejaron ver departiendo amigablemente.
En el otro extremo de la mesa, con gesto serio, la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, que ya ha expresado las primeras críticas al resultado de Sumar, y la titular de Igualdad, Irene Montero, defenestrada de las listas de Sumar. También ayer el mismísimo Arnaldo Otegi, líder de Bildu, dejó claro que no pondrá dificultades a investir a Sánchez, después de haberle permitido ser presidente con su abstención en enero de 2020. Y otro tanto cabe decir de ERC.
Cubierto ese flanco, Moncloa cree posible embridar a Puigdemont y hacerle renunciar a sus máximos, que no son otros que la amnistía y el referéndum de autodeterminación, a los que sin hacer de momento excesivos aspavientos pone pie en pared. En la rueda de prensa posterior a esa reunión del Gabinete, la portavoz del mismo, Isabel Rodríguez, aseveró que «si algo ha quedado demostrado en estos años de Gobierno del presidente Pedro Sánchez, es que en Cataluña, como en el resto de España, sólo cabe el marco constitucional». Y por si no hubiese quedado claro, añadió: «Y también a tenor de la expresión de la ciudadanía catalana, parece claro que eso ha gustado también en Cataluña». .
La traducción de las palabras de la también ministra de Política Territorial es clara. El PSC volvió a lograr un triunfo arrollador en las circunscripciones catalanas (ya lo hizo el 28M, cuando recuperó la alcaldía de Barcelona, aunque gracias al PP, y ganó en Gerona, la provincia más nacionalista) con 19 escaños, más que los que suman todos los partidos del independentismo juntos.
Cataluña, creen los estrategas de Moncloa, ha pasado página de lo que supuso el procés, y se equivocará quien intente hacer ahora política desde esos presupuestos de partida.
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