Sánchez acusa la presión de las críticas de Trump sobre la OTAN y anuncia la compra de armas norteamericanas para Ucrania

Con esta medida, Sánchez intenta salir de la presión a la que le estaba sometiendo por un lado la abierta hostilidad por parte de Trump y por el otro las críticas de los demás europeos, que han ignorado al Gobierno español en sus últimas gestiones, probablemente para intentar que las tensiones entre Madrid y Washington no enturbien la delicada situación diplomática.

De hecho, en estos momentos el principal anclaje que parece tener Sánchez en el llamado 'grupo de los voluntarios' sería el propio presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que según fuentes de La Moncloa habría sido el único que invitó a Sánchez a sumarse (junto a Suecia) a la carta que suscribieron este martes el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Finlandia, Dinamarca, Noruega, además de las instituciones comunitarias y en la que se fijaba una posición de los europeos sobre unas posibles negociaciones de paz y la necesidad de que estas no pudieran desembocar en que Rusia obtuviera ventajas territoriales por la fuerza. Esa carta se ha quedado en parte congelada, teniendo en cuenta que se planteaba con la vista puesta en una proyectada reunión de Trump con el dictador ruso Vladimir Putin en Budapest y que finalmente se ha suspendido.

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Sin embargo, los firmantes de la carta se reunirán en Londres mañana viernes con el propio Zelenski para analizar los próximos pasos después de que tanto la UE como Estados Unidos han anunciado nuevas sanciones contra Rusia. Sánchez no estará presente en la capital británica y asistirá por videoconferencia. Según Moncloa, el presidente del Gobierno no asistirá porque «se trata de una reunión con formato híbrido».

De modo que ante la evidencia de que España está siendo ignorada en los hechos en todas las gestiones sobre la guerra de Ucrania y que a pesar de todos sus esfuerzos tampoco ha tenido un papel destacado en la crisis de Gaza, donde la UE no ha logrado intervenir de forma decisiva según algunas interpretaciones por haber perdido su capacidad de interlocución con Israel, Sánchez se ha visto obligado a dar este paso en la OTAN y anunciarlo por todo lo alto cuando se trata de un movimiento que los países mantienen en una relativa discreción.

En efecto, el uso del programa PURL de la OTAN para ayudar militarmente a Ucrania se decidió en julio pasado (no «hace unas semanas» como dice el presidente) en una reunión entre el secretario general de la Alianza, Mark Rutte y Trump, para permitir a la OTAN adquirir armas listas para usar de los arsenales estadounidenses, destinadas a reforzar a Ucrania, y que sean financiadas por otros Estados miembros. Hasta ahora eran ocho los países de la OTAN habían participado: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Alemania, Letonia, Países Bajos, Noruega y Suecia. Normalmente es Ucrania quien determina cuales son sus necesidades concretas aunque también depende de lo que Estados Unidos está dispuesto a entregar.

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Por ahora, las solicitudes de misiles de crucero Tomahawk no han sido escuchadas por la Casa Blanca. Para Sánchez, el objetivo era poder acompañar con algún símbolo su declaración de que «España ha sido siempre un aliado leal de la OTAN», aunque terminase insistiendo en que su posición en la cumbre de La Haya formaba parte del acuerdo, a pesar de que eso ha sido desmentido reiteradas veces por voces autorizadas tanto europeas como norteamericanas.