Rovira impone un «cambio de ciclo» en ERC pero Junqueras quiere seguir al frente
El actual líder de los republicanos pretende dar sentido a su paso por la cárcel optando a la Generalitat
ERC ya plantea la negociación con el PSC y recela del plan de Junts para quedarse con la Mesa
Marta Rovira controla ERC desde que llegó a la ejecutiva de la mano de Oriol Junqueras, absolutamente desinteresado en la vida orgánica. Rovira quiere «un fin de ciclo» en Esquerra, incluida su jubilación y la de Oriol Junqueras, pero sabe que éste, porque ... así se lo ha dicho, tiene «gasolina e ideas nuevas para continuar» y no quiere que su «fin de ciclo» sea la salida de la cárcel, sino la presidencia de la Generalitat, el objetivo por el que se entregó a la Justicia tras la fallida declaración de independencia del 27 de octubre de 2017.
Rovira sabe que, pese al desgaste, Junqueras cuenta con el afecto y el sufragio mayoritario de la militancia que en el próximo congreso, previsto para el 30 de noviembre, ha de elegir a la nueva ejecutiva. Oriol Junqueras entiende que este apoyo no es unánime ni brota del entusiasmo de otros tiempos y por eso tiene pensado irse para volver, en lo que en la jerga de la política española ya se conoce y denomina como «hacer un Sánchez».
Frentes abiertos
El escenario de guerra abierta con que algunos medios de comunicación han retratado la situación interna de los republicanos no es tal, según los consultados dirigentes de todas las facciones, porque a pesar de las discrepancias «no hay un liderazgo alternativo al de Junqueras y, si hace campaña, la ganará», aseguran unos. «Es inútil empeorar las cosas con guerras de las que se conoce el resultado antes de empezar», sentencian otros. Las dos partes intentan resolver este debate con un pacto que asegure un congreso tranquilo, al no ser la finura la característica que mejor resume la trayectoria de ERC y sus dirigentes, tanto propios como extraños –sobre todo, en este último grupo, los socialistas– temen que la voluntad inicial de los dirigentes no acabe coincidiendo con las conclusiones que la militancia acabe votando.
El asunto más relevante que en los próximos meses los republicanos han de resolver es su apoyo o rechazo a la investidura del socialista Salvador Illa. El equipo negociador de los republicanos, integrado por Marta Rovira, Oriol López, Josep Maria Jové, Marta Vilalta y Juli Fernández ha de presentar una propuesta a las bases, que son las que tomarán la decisión final en una consulta para la que de momento todavía no hay fecha. El tema central y casi único de las negociaciones será el nuevo sistema de financiación que Esquerra reclama para Cataluña. «O el PSC sube el listón o iremos a nuevas elecciones», señalan fuentes cercanas al equipo negociador.
Puigdemont, «ni en broma»
Sobre la investidura que Carles Puigdemont reclama a ERC, exigiendo además al PSC que se abstenga bajo la amenaza de no votar en las Cortes los Presupuestos Generales, tanto los principales dirigentes de los socialistas catalanes como del PSOE aseguran de que «esto no pasará ni en broma» y avisan a Junts de que una repetición electoral puede resultar mucho más beneficiosa a Illa que al convergente fugado, animados por los buenos datos que según los últimos sondeos el PSC va a tener en Cataluña gracias a la aprobación de la ley de Amnistía. En Esquerra el único debate que existe sobre Carles Puigdemont es «si le seguimos el juego para ponerlo ante la evidencia de que no va a ninguna parte» o «le decimos directamente que deje de hacer el ridículo y se marche a su casa».
Lo más probable es que la semana próxima ERC acepte los votos de Junts y de Comunes para presidir el Parlament, que el nuevo presidente –que no será ninguno de los actuales consellers, porque Aragonès no quiere dejar ninguna cartera vacante estando en funciones– designe como candidato a la investidura a Puigdemont y que los republicanos le ofrezcan su apoyo a cambio de nada para que quede claro que si pierde no es por culpa de Esquerra.
«Si Puigdemont ha logrado llegar hasta aquí es porque no hemos dicho que es un estafador», lamentan fuentes republicanas
No hay ninguna posibilidad de que ERC se plantee en serio la posibilidad de hacer un frente común con el fugado. Voces autorizadas del partido lamentan que, «si Puigdemont ha podido llegar hasta aquí es porque no hemos dicho que es un estafador». Según ellos, ha faltado a todas sus promesas tanto con los catalanes como con los que fueron sus socios de gobierno. «¿Alguien cree que volverá para la investidura del próximo 25 de junio? La mentira de Puigdemont se aguanta única y exclusivamente por la prudencia ERC, pero ha llegado el momento de decir la verdad y de defender también los intereses de nuestro partido».
Este hartazgo de Esquerra afecta también a los socialistas. Es manifiesto el enfado republicano porque Pedro Sánchez «regalara» el capital político de la amnistía a Junts y atribuyen su debacle del pasado 12 de mayo a su sentido de la responsabilidad por dar estabilidad tanto en Cataluña como en el resto de España. Según sus dirigentes, «Esquerra es el único partido saneado económicamente y estamos preparados para acudir a unas nuevas elecciones si no hay un nuevo modelo de financiación para Cataluña. No lo podemos regalar todo y siempre». En este terreno, el PSC está dispuesto a ser generoso, pero sin entrar ni a discutir el refrendo sobre la independencia.
Una Esquerra en proceso de renovación negocia al límite para convertir en un triunfo propio su apoyo a la investidura del socialista Illa. Puigdemont, que todavía no sabe si se va a beneficiar judicialmente de la ley de Amnistía, ve cómo los réditos electorales de su aprobación se los lleva –y por amplio margen– el PSC. Sánchez piensa que una vez más va a salvar unas elecciones, en este caso las europeas del domingo, que tenía de entrada perdidas gracias a su tirón en Cataluña y no sólo no tiene miedo de la repetición de elecciones autonómicas, sino que está dispuesto a adelantar las generales si los independentistas no le aprueban los presupuestos.