El programa del PSOE propone profundizar las relaciones con Marruecos y ni siquiera cita a Argelia
Los socialistas insisten en dar la espalda a un antiguo aliado que es clave en nuestra política energética
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Reunión de Pedro Sánchez con Mohamed VI en abril del año pasado en Rabat
Pedro Sánchez lo tiene claro: su socio estratégico es Marruecos -a pesar de que este país, según distintas informaciones, está detrás de su espionaje y el de varios de sus ministros-, y si para ello tiene que dar la espalda a Argelia lo ... hace.
El programa electoral del PSOE desvelado esta tarde, más de tres horas después de haber sido presentado por el presidente del Gobierno, ni siquiera cita a ese país, a pesar de que las relaciones con Argelia atraviesan uno de los momentos más complicados de su historia reciente por el giro copernicano de la posición española sobre el Sahara Occidental.
Por el contrario, los socialistas dedican un apartado específico a las relaciones con Rabat: «Seguiremos profundizando en la nueva etapa en nuestras relaciones bilaterales con Marruecos -asegura-, en la que hemos firmado una veintena de acuerdos para fortalecer la cooperación en la lucha contra la trata de personas y contra el terrorismo, la cooperación migratoria, o la promoción de las empresas exportadoras y de las empresas españolas en Marruecos». No hace referencia, sin embargo, a que alguno de esos acuerdos, como el de la apertura de las aduanas comerciales en las fronteras con Ceuta y Melilla, siguen sin cumplirse.
El documento también hace una breve mención al Sáhara Occidental, sin referirse al gobierno argelino en momento alguno: «Seguiremos apoyando al Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas -precisa el programa- para alcanzar una solución mutuamente aceptable en el marco de las Naciones Unidas. Mantendremos la ayuda humanitaria a la población saharaui en los campamentos, como hemos hecho siempre, siendo España el principal donante bilateral».
Ni rastro, pues, de la propuesta de un referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui, lo que consolida el giro en este asunto, muy poco explicado, que Pedro Sánchez tomó de manera unilateral y sin consultarlo con el resto de fuerzas políticas a pesar de ser un asunto de Estado.
Eso sí; lo que no faltan son los autohalagos: «En las próximas elecciones vamos a decidir si queremos la política internacional del Partido Popular: belicista y de confrontación, de la época de Aznar, o la irrelevancia de Rajoy, o una política exterior como la del Gobierno de Pedro Sánchez, con el liderazgo internacional necesario para garantizar el bienestar y protección de las y los españoles y españolas».
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