Podemos potencia a la 'candidata Montero' en pleno pulso con Sánchez por el 'solo sí es sí'

La polémica por las revisiones a la baja de las condenas a abusadores sexuales que se producen desde que la nueva norma entró en vigor sitúan a Irene Montero en la diana de críticas del Partido Popular y Vox. Pero también del PSOE y otras voces de la izquierda. Rita Maestre (Más Madrid) o la exalcaldesa de la capital Manuela Carmena, por citar dos nombres poco sospechosos de ser de derechas, la han cuestionado en los últimos días.

Esta visibilidad es la materia prima de la que se sirve Podemos para potenciar el perfil político e ideológico de su ministra de Igualdad. Todo ello coincidiendo con un momento en el que el partido despliega una estrategia de repliegue mientras Díaz configura su proyecto electoral Sumar de cara a las elecciones generales de este año. Podemos se reivindica como fuerza hegemónica.

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Gregoria Caro

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Y en el cuartel electoral morado ya trabajan en Montero como posible candidata a las elecciones generales. Aunque aseguran que su idea es apoyar a Yolanda Díaz como el perfil presidenciable de Sumar, proyecto que pretende unir a la izquierda alternativa al PSOE, en Podemos no quieren renunciar a Montero como la número uno del partido. Desde hace tiempo se conoce que Belarra asumía la ardua tarea de capitanear Podemos como un perfil de transición, dado que sería difícil de asumir que a Pablo Iglesias le sucediera Montero porque no solo es su pareja sino que sería demasiado continuista.

La ministra de Igualdad tiene este fin de semana dos actos en pleno pulso con el Ministerio de Justicia para reformar la norma. Y mañana viernes una entrevista a primera hora del día. La primera parada será el sábado, en Murcia, donde es la cabeza de cartel de un encuentro con la militancia que forma parte de 'La ruta que transforma'. Se trata de la gira de precampaña que está haciendo Podemos por los territorios de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo.

El domingo, regresará a Madrid para participar en un acto que se ha convocado en las últimas horas y que se centra exclusivamente en una defensa de la ley del 'solo sí es sí'. Podemos se ha abierto a elevar las penas mínimas como exige el PSOE, pero no quieren que el 'consentimiento' para el acto sexual pierda el peso que ahora tiene. «¿Consentiste o no? Solo sí es sí», es el nombre del evento. Toda una declaración de intenciones frente al PSOE, que advierte que están dispuestos a reformar la ley sin atender a esta exigencia del Ministerio de Igualdad tengan el apoyo de Podemos o no.

Precisamente, Montero intervino ayer en televisión para defender su ley y la necesidad de un acuerdo en el Gobierno que reforme el Código Penal sin «recuperar el modelo anterior como plantea el PSOE». Igualdad insiste en que el PSOE quiere recuperar la diferenciación entre abuso y agresión, lo que, según Montero, supone un «calvario probatorio» para la víctima en el que debe juzgarse si opuso o no resistencia. «Estoy abierta a cualquier posibilidad que nos permita dar una respuesta contra la ofensiva contra la ley, pero no a tocar el consentimiento», aseguró la ministra; que luego añadió: «Hay una discrepancia sobre el consentimiento con el PSOE».

Montero es el mayor capital político que tiene el partido junto a Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos. En el barómetro de enero del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el grado de conocimiento ciudadano de Montero es del 93 por ciento frente a un 6 que no sabe quién es. Mientras, a Belarra la conoce el 59,8 por ciento y el 40, no. Las dos son las peor valoradas del Gobierno, pero Montero está unas escasas décimas por encima de su secretaria general: un 3,69 de nota ante el 3,63 de Belarra.

Además de la polémica por la ley del 'solo sí es sí' y sus embistes contra los jueces por aplicar erróneamente su ley, Montero también ha capitalizado titulares en los últimos meses por sus fuertes diferencias con el PSOE durante la negociación de la 'ley trans' y el lío que se formó en el Congreso cuando acusó al PP de fomentar la «cultura de la violación» por las campañas institucionales de los gobiernos gallego y madrileño para el 25-N.