Gómez: Cuando la ruleta rusa sale bien

Porque a los militantes de Madrid, como a él, no les gusta que les manden y hoy Gómez sabe que ha ganado el pulso a los que mandan más que él. "¡Uff! ¡No sabéis lo que mandáis los periodistas!", se ha estado quejando durante toda la campaña. "Yo voy a votar a Tomás porque ya estoy harto de que venga el de arriba con el dedo", decía hace unos días a Efe un veterano militante. Hijo de emigrantes, contador de chistes, chico de Parla, Tomás Gómez ha apostado por las bases para que las bases apostaran por él. Y lo ha hecho visitando las agrupaciones y hablando con todos los que han querido hablar con él durante los últimos tres años. "¡A ver, Pepe! ¿Dónde está mi tío Pepe? Venga, dilo tú: ¿qué es lo único que me han dejado mis padres? ¡Pues, mi palabra! ¡Mi palabra es lo único que tengo y yo siempre cumplo mi palabra!", decía anteayer en medio de un acto. En ese acto y en otros muchos, Tomás Gómez les ha dicho a los socialistas madrileños que es como ellos, que tienen los mismos principios y que, si no dio un paso atrás cuando Zapatero se lo pidió, fue por ellos, por lealtad al esfuerzo y al trabajo que han hecho juntos durante los últimos tres años. "Tomás nos ha sido leal y a cambio sólo puede pedir que esa lealtad sea recíproca", argumenta uno de sus colaboradores más cercanos. Con ellos, Gómez diseñó su estrategia, redondeó un personaje y el que fuera asesor de Zapatero, Torres Mora, le construyó un discurso coherente. A sus 42 años, Tomás Gómez, que asegura que él era el único blanco del gimnasio al que iba en Parla hace años, no ha dejado de correr, nadar y hacer pesas. Dice que lo hace porque es hipertenso, pero también es hipocondríaco y cuida al extremo su dieta. Le gusta pintar y correr en moto. Cuenta que en su familia comunista es "el más de derechas" y que de joven le "despidieron" de la zapatería de sus padres cuando su madre vio que le daba un zapatazo en la cabeza a una niña que le parecía insoportable. Gómez nació en 1968 en Enschede (Holanda), pero su familia regresó a España cuando él tenía unos 2 años y se instaló en Parla. Allí se afilió al PSOE con 20 años y llegó a ser secretario de las Juventudes Socialistas de su agrupación mientras se licenciaba en Ciencias Económicas y Empresariales, en la especialidad de Política Monetaria y Sector Público, por la Complutense. Once años después, consiguió que le eligieran candidato del PSOE a la Alcaldía de Parla en un proceso de primarias en el que compitió con la que hoy es buena compañera suya, la diputada regional Rosa Alcalá. En 2003, se convirtió en el alcalde más votado de España en ciudades de más de 50.000 habitantes y en 2007 renovó la mayoría absoluta y el título de alcalde más votado. Con esa tarjeta de presentación y la promesa de un "nuevo socialismo" accedió ese mismo año a la Secretaría General de los socialistas madrileños, en sustitución del dimitido Rafael Simancas. Sus más fieles dicen que Tomás Gómez encarna la valentía de no haber dado nunca un paso atrás y en ese gesto ha involucrado a los miles de trabajadores, estudiantes, amas de casa y jubilados que hoy han votado a un superviviente.