Los robos se disparan en Rivas el 100%: «Nos han asaltado ya ocho veces, nos vamos de aquí»
Comerciantes denuncian que van a tener que marcharse de la ciudad por la impunidad de las bandas de ladrones
El ayuntamiento propone ahora pedir órdenes de alejamiento de los grupos reincidentes sobre locales victimizados
Desarticulado un bloque de la banda latina Blood en Rivas Vaciamadrid
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Iniciar sesiónHace un tiempo, la ciudad de Rivas Vaciamadrid, la que más ha crecido en población de la región en las dos últimas décadas (102.000 habitantes), era sinónimo de un lugar de sosiego, en el que pasaba poco más que nada. Sin embargo, comerciantes ... y vecinos de la zona de chalés y pareados vienen sufriendo las consecuencias de bandas de toxicómanos, menores tutelados y de grupos que vienen desde otras localidades y que están arrasando ciertas zonas. Solo hay que echar un vistazo a los últimos datos aportados por el Ministerio del Interior, que señalan que los robos con fueza allí se han duplicado en los seis primeros meses del año, en comparación con los de 2024.
La desesperación de las víctimas de los multirreincidentes es máxima. Hasta el punto de que el propio Ayuntamiento de Rivas ha decidido personarse y pedir a los jueces que dicten órdenes de alejamiento de estos delincuentes que se creen impunes sobre los establecimientos más damnificados. Es una iniciativa que desde hace años está practicándose en tiendas del centro de Madrid, como la de Apple en la Puerta del Sol y otras marcas muy conocidas de ropa; pero también sobre las mafias de carteristas, como la de las bosnias, que han tenido vetada por sentencia la entrada en la red de Metro. Lo cierto es que esto solo sirvió para aliviar unos meses su presencia: se 'mudaron' a Sevilla, Granada, Segovia y Barcelona. Pero estos y otros clanes de semejante pelaje siguen haciendo de las suyas por toda la ciudad.
Roberto Limonche y Sara Drahem lideran desde hace años el Limonche, un amplio bar de comidas y desayunos que antes llevó el padre de él. Esta joven pareja ha sufrido la friolera de ocho asaltos nocturnos en menos de un año. Los últimos seis, desde esta primavera. Solo se libraron en agosto. Están tan desesperados, que sopesan trapasar en negocio y montar otro fuera de Rivas: «Es lo que van a conseguir, que nos vayamos de aquí. Pero ya no podemos más. Solo en el último robo, destrozaron la máquina de cambio, que cuesta 12.000 euros», especifica Roberto, que tiene que renovar el seguro en marzo.
«Parece que nos quieren echar de Rivas», insiste Sara, al otro lado de la barra, quien saluda las plazas de 47 guardias civiles y 14 policías locales anunciadas hace unos días por la Delegación del Gobierno. «Pero nos consta que estaban ya previstas desde el año pasado», remacha. La mayoría de los asaltos los han sufrido por el método del alcantarillazo, que poca explicación necesita. Alunizajes de urgencia, con lo primero pesado que pillan de la calle.
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E. G.Además, el Summa 112 atendió a dos personas por inhalación leve de humo
Están enfadadísimos con Aída Castillejo, la alcaldesa de la ciudad, donde siempre ha gobernardo la izquierda (ahora lo hace IU): «No se ha puesto en contacto directamente con nosotros. El concejal de Seguridad dijo que debíamos poner rejas en el local, y para eso no me hace falta un concejal; y la de Hacienda nos soltó sobre uno de los delincuentes: 'Ves las imágenes, cómo arrastra la alcantarilla el yonki, y dices: ¡Pobrecito mío, qué pena me da!». Este periódico ha intentado ponerse en contacto cuatro veces con el consistorio durante esta semana por teléfono, sin éxito. La opción de las órdenes de alejamiento tampoco les convence: «¿Qué pretenden? ¿Llevarse a los ladrones a otro municipio?».
La alcantarilla maldita
En los 23 años que lleva este bar abierto, no se recuerda situación similar. Enclavado en plena avenida de Levante, una zona residencial y comercial muy agradable, hace esquinazo y tiene cristaleras por sus dos flancos. El diseño del edificio solo facilita que una parte, la del acceso principal, pueda contar con una persiana metálica de cierre. Pero, a la vuelta, hay una alcantarilla, ya maldita para esta pareja de pequeños empresarios, que es la que los cacos arrancan cada vez que quieren destrozarles el negocio. Han tenido que pedir al Canal de Isabel II que la ancle con unas cuñas, pero siempre hay otra tapadera de acero de la que pueden echar mano.
De los 2.331 delitos conocidos en Rivas entre enero y junio de este año, 221 han sido robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones. Son casi uno de cada diez. El crecimiento es del 95,6%; y se registraron 154 asaltos a viviendas, que han subido la friolera del 125,6%.
De hecho, una de las madrugadas que reventaron el Limonche, los mismos ladrones entraron en tres chalés, una inmobiliaria y destrozaron dos coches de la misma calle. «El problema es que no se ve vigilancia por las noches», denuncia Roberto, quien ya ha tenido que asistir a algún juicio rápido de sus ladrones. Fue sobre el caso que sufrieron en noviembre, contra los dos presuntos autores; allí estaban también los afectados de una empresa de transportes y otro hostelero al que los mismos tipos habían destrozado su restaurante de Arganda del Rey, localidad vecina. Pero los acusados no se presentaron.
En otras tres ocasiones, los detenidos eran menores de un centro de tutela de Rivas; pero el caso más escándaloso fue el de dos sujetos que rompieron la cristalera, aunque uno de ellos salió escaldado. Fue el 19 de junio: se cortó la arteria femoral con uno de los salientes de vidrio al entrar a robar y escapó cojeando. Dejó un reguero de sangre a su paso por la calle hasta que su compinche lo llevó a su casa en un coche que, precisamente, acababan de robar a un vecino de Roberto. Como la hemorragia no se cortaba, no tuvo más remedio que ir a Urgencias, donde ingresó, a punto de sufrir la muerte de los toreros. La Guardia Civil, al llegar y ver el rastro de sangre, no dudó en llamar uno por uno a los hospitales de la zona, y así dio con el tipo y lo detuvo en el mismo centro sanitario. Por desgracia, cuando alguien sufre tantos robos, el anecdotario es amplísimo.
Como la noche del apagón en toda la Península Ibérica el 28 de abril, cuando los dueños del Limonche se quedaron a dormir en el establecimiento hasta que volvió la luz de madrugada. O el ladrón que, del colocón de droga que llevaba, se quedó dormido sobre la acera, con las piernas en la calzada. O el que les dejó la enorme alcantarilla encima de la barra del mostrador.
Doblete en restaurantes
En otro extremo de la ciudad, La Bella Napoli, una pizzería, y El Cielo al Revés, una parrillada argentina, comparten pared medianera. Son dos coquetos restaurantes que también han atraído a los delincuentes reincidentes. Matías Leiva, socio del segundo, explica a ABC: «Sufrimos creo que cuatro robos en los dos años que llevamos abiertos, aunque tres de ellos fueron muy seguidos. El último eran unos tipos que venían de robar de El Cañaveral, en julio –como adelantó este periódico en aquel momento–, y no debían de tener el asunto no muy estudiado«. Los arrestaron esa misma noche.
Para este porteño, los robos, más allá del quebranto económico, suponen molestias: «Tenemos que esperar a que venga la Científica y, como ocurra cerca del fin de semana, nos perjudican más, porque no podemos abrir algunos de esos días. Cuestan más los destrozos que lo que se llevan, que salen por 3.000 o 4.000 euros«. Acerca de las posibles órdenes de alejamiento, afirma que todas »las medidas que se puedan tomar en el marco legal, sin caer en ningún el señalamiento sobre algún tipo de personas, me parecen bien«.
Rivas Vaciamadrid, ciudad de la cultura, el medio ambiente y antaño de la vivienda asequible y la seguridad ciudadana, encara una etapa convulsa en la que tampoco faltan los murcigleros, esos ladrones nocturnos que se cuelan en las casas mientras sus moradores duermen. Quienes no pegan ojo con tanta facilidad son Roberto, Sara, Matías y tantas pequeñas pymes que se preguntan: «¿Me tocará a mí esta noche?».
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