Un intento de robo, hipótesis inicial del asalto a la presidenta de Eulen cuando llegaba a su casa

La empresaria lleva años inmersa en un litigio con cinco de sus seis hermanos, tras heredar la mayor parte del imperio de su padre, David Álvarez. Tiene el control de Eulen, la empresa de seguridad y servicios, y disputa con sus hermanos desde antes de la muerte del patriarca el control de las bodegas Vega Sicilia. Sin embargo, fuentes del caso no enlazan, al menos en esta parte embrionaria de la investigación, esas disputas con lo sucedido la noche del domingo al lunes.

A la 1.50, el conductor y escolta personal de Álvarez telefoneaba al 091. Hasta el lugar también se trasladaba el Samur-Protección Civil, que fue comisionado a las 2.04 por la crisis de ansiedad que sufrió la empresaria.

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Carlos Hidalgo

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No era para menos. Regresaba a su casa en su coche particular, un Mercedes Maybach de color claro, valorado en unos 260.000 euros. Se trata de uno de los tipo sedán más caros de la exclusiva marca. Volvía a su domicilio, en la lujosa zona de La Florida, a las afueras de la capital (distrito de Moncloa-Aravaca), cuando, tras tomar una curva en la calle de José Bastos un Reanult Scenic les cerró el paso de frente. Un segundo vehículo lo hizo por detrás, hasta dejar atrapado en una emboscada el Mercedes de María José Álvarez.

Fuentes policiales de toda solvencia indican a ABC que «todo ocurrió muy rápido». Del Renault se bajaron dos individuos, vestidos de oscuro y con las caras tapadas, armados con dos pistolas. Se acercaron para encañonar a las víctimas pero el escolta actuó muy rápidamente. Sacó su propio revólver y disparó, al menos, en tres ocasiones.

Dio un volantazo y su vehículo se dio contra una farola, a la altura del número 22 de la mencionada calle, que cayó sobre una valla y que luego tuvieron que retirar los Bomberos del Ayuntamiento de la capital. Los delincuentes huyeron.

Se trata de una urbanización muy poco transitada y con salidas cercanas a la A-6 y la M-40. La Policía Nacional aún no ha comenzado el visionado de las cámaras de la zona, que ya están solicitadas. Solo las de Tráfico son numerosas aunque no todas graban. Se quiere reconstruir el trayecto en kilómetros a la redonda de los malhechores, cuyo móvil, en principio, no iría más allá de un intento de robo con violencia o intimidación.

Una de las hipótesis es que pretendieran llevarse el carísimo coche, aunque ese 'modus operandi' «no es el habitual, pero sí se han dado casos similares». Si el objetivo era el vehículo, lo más probable es que ya tuvieran un comprador, fuera un robo a la carta y acabara en el extranjero. Lo cierto es que la empresaria también llevaba joyas, como un collar, y un reloj carísimo, de decenas de miles de euros.

En cuanto a la hipótesis de un secuestro o incluso un intento de asesinato, pese a que la investigación está muy abierta, la Policía no cree que ese fuera el móvil de la organización criminal: «No hay datos que hagan pensar ahora mismo en otra cosa que no fuera un robo», insisten. Los delincuentes, que al menos eran cuatro, no dijeron ni una palabra, por lo que tampoco se tienen datos de un acento característico, ni siquiera si eran españoles o extranjeros.

Los agentes están convencidos de que los atracadores sabían a ciencia cierta quién es su víctima. Debieron de hacer seguimientos previos para planificar la emboscada, aunque les saliera mal.

Ayer se le tomó declaración al guardaespaldas en la propia Jefatura Superior de Policía de Madrid. No supo afirmar al cien por cien si alguno de los proyectiles impactó en uno de los vehículos de los atracadores. Con el fragor del asalto, una parte de la secuencia de los hechos se encuentra en una nebulosa cuyas piezas habrá que encajar en los próximos días. Se trata de un profesional de contrastada solvencia y de toda la confianza de la mujer.

A ella también le recogieron testimonio. Regresaba a casa de un asunto personal y no ha trascendido que hubiese recibido amenazas previas. También se le solicitó que recordara sus movimientos de los últimos días y si había notado algo extraño.