Miles de cazadores de Pokémon invaden Madrid: «Vengo desde México a jugar»

Madrid es anfitriona de la reunión presencial más importante de Pokémon Go. «De manera anual organizan este evento, eligiendo un país en Asia, otro en Europa y otro en Estados Unidos», determina a este periódico Esther Torralba. «Estábamos impacientes por que llegara a Madrid», determina la jugadora, que además administra el canal de Youtube especializado en Pokémon Paranoias Gamers. La ciudad de Sendai, en Japón, y Nueva York son las otras dos ubicaciones escogidas por Niantes y Nintendo para albergar los eventos de este año.

Este videojuego de realidad aumentada consiste en buscar y capturar personajes de la saga Pokémon escondidos en distintas ubicaciones y luchar con ellos. El factor diferencial que tiene frente a otros es que se hace al aire libre y es necesario desplazarse físicamente por las calles de la ciudad para progresar. Juanjo, embajador de Pokémon Go en Madrid, lo define de una manera más simple: «Es un juego para socializar».

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Claudio e Israel, que vuelan desde San Luis Potosí (México), y José Miguel, de Colombia, se han conocido en la ruta del Paisaje de la Luz, organizada por Paranoias Gamers. Aunque llevan apenas unas horas en Madrid, no han dudado ni un segundo en sumarse a la quedada que recorre el paseo del Prado desde la estación de Atocha hasta la fuente de Neptuno.

El festival dispone de dos ubicaciones en las que se congregarán miles de entrenadores –término con el que se denonima a los jugadores– de todas las edades y nacionalidades. Todos ellos pasarán medio día en el parque Juan Carlos I y el otro medio explorando la ciudad de Madrid. El Ayuntamiento de Madrid ofrece así cinco rutas oficiales con experiencias exclusivas, bonus especiales y muchas sorpresas –todas ellas dentro del juego–, que además permanecerán en la ciudad una vez el festival termine.

Entre Sol y Gran Vía, en los callejones de Malasaña, a través del Madrid castizo de La Latina o recorriendo el Manzanares hasta Matadero, los jugadores no olvidan sus botellas de agua y una batería portátil para adentrarse en el universo Pokémon en unos paseos privilegiados.

«He jugado en muchas ciudades y Madrid se diferencia por la naturaleza. La clave es tener una zona segura sin pasos de cebra o carreteras. Hay otros lugares que son demasiado urbanitas, pero la capital es mucho más dinámica y segura», determina Juanjo, uno de los 16 embajadores o líderes de comunidad de Pokémon Go en España y único que hay en Madrid.

Aunque parezca un videojuego que se ha quedado atrás en el tiempo, lo cierto es que miles de personas pasan sus ratos libres combatiendo y evolucionando sus personajes. Las ventajas para este videojuego que ofrecen las múltiples zonas verdes de la capital, también llevan a la dispersión de la comunidad. «Mi grupo es de 1400 personas, pero en Retiro hay 1700 personas y en el centro son 1800. Estamos disgregados porque hay muchas zonas de juego», explica.

El madrileño achaca el olvido que sufrió el Pokémon Go a la tardanza en salir la segunda generación. «El juego tiene mucho potencial, pero en la primera no había prácticamente nada y se tenía que presuponer donde encontrar los Pokémon», continúa Juanjo.

Sin embargo, el factor clave por el que pervive es que tan solo se puede jugar al aire libre y muchas de estas veces se necesita recurrir a más personas por lo que supone un vínculo entre generaciones. «He conocido hasta gente de 90 años jugando», asegura.

Pero esto no queda aquí. Muchas parejas se han conocido a través de este videojuego y hasta se han casado. Por ello, algunos de ellos aprovecharán este festival para celebrar el amor con Pikachu de testigo, pues el Pokémon Go Fest también organiza una experiencia especial de pedida de mano. Los novios tan solo deberán asegurarse de llevar los anillos.

Israel, Claudio y José Miguel esperan que este fin de semana se convierta en una de las mejores experiencias de su vida. Para Claudio, este es el primer viaje que hace en avión. «Llevamos solo unas horas en Madrid, pero ha empezado muy bien», aseguran. Se acaban de conocer, pero ya tienen claro que serán buenos amigos, pues loque los une es «el amor al juego».

Los tres recuerdan el día exacto que entraron a la aplicación por primera vez: Israel el 5 de julio de 2016 y José Miguel y Claudio el 7 de julio de ese mismo año. Desde el primer momento era que no podían dejar escapar esta oportunidad. «El plan era venir con más gente, pero por problemas de trabajo no pudieron acudir. Además, costearse el viaje no es fácil y al final soy el único que ha podido», relata el colombiano.

Sin embargo, el factor nostalgia también es importante en el vínculo generado con los jugadores. «Para mi, los juegos de Pokémon fueron como una niñera. Había veces que no podían cuidarme y me dejaban con el juego», determina Israel, que el videojuego le ha acompañado desde la niñez hasta la edad adulta. Y, no solo resultó ser un incentivo a socializar, sino también un recurso educativo. «Yo aprendí inglés con Pokémon», admite José Miguel.

La pandemia de la Covid-19 supuso un gran golpe para muchos. «Desaparecieron comunidades porque no podíamos juntarnos», cuentan. Sin embargo, con el paso de los años y el esfuerzo puesto por la compañía como por los amantes del juego, consiguieron hacer que saliera adelante.