LAPISABIEN
El Madrid de luces
Como experiencia antropológica está bien y es recomendable meterse en Sol, quedarse sin cobertura, perder el móvil
El arrebujado de madrugada
Madrid
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Iniciar sesiónEscribía en estas páginas Ángel Antonio Herrera sobre el Madrid apretado e impuesto de campanillas y muérdago que tenemos que vivir. Y es cierto que si se quita uno de prejuicios y llama al pan, pan, y a la fiesta, fiesta, puede respirar ... algo de alegría de ese Madrid desbordado que, pese a quien le pese, es el más nuestro.
Como experiencia antropológica está bien y es recomendable meterse en Sol, quedarse sin cobertura, perder el móvil a manos de quienes medio viven en la comisaría de Leganitos y van al oficio del 'sisar' como el corazón va a sus asuntos.
Un chocolate con churros, gambas al ajillo en La Casa del Abuelo, y la vuelta a casa con la misma carita que tenían los soldados que volvían de las trincheras del Somme. Pero es Madrid y es Navidad. Duermo a un minuto de la última o la primera cadeneta de la ciudad; según se mire. Y a la anochecida la miro, me mira, y no me dice nada. Lleva ya tanto tiempo en un cielo bajo sobre ambulancias y gentes sin rumbo que uno le ha perdido el contexto, la gracia.
Subo a un metro de la Navidad en el que unos duendes verdes pastorean a niños y sonrío, porque hubo otro niño ya más mayor, yo, que asoció desde siempre Madrid con la Navidad. Y a Madrid que se venía entonces en el bus lento y renqueante desde la lejana provincia. Entonces andaba uno enamorado de una tal Clara por Guzmán el Bueno, y llevaba un tres cuartos, el cuello tapado y se creía Robert Redford en Nueva York.
Tan inocente fui que ahora ese recuerdo, aquella foto en la Plaza Mayor, me arranca un escalofrío no necesariamente malo. Hubo aquí quien intentó desde el consistorio dejarnos sin tradiciones y llenar la ciudad de magdalenas laboralistas.
Pasó ese tiempo, como pasa todo, menos el sanchismo. Lo bueno de Madrid es que la decoración te la pone Almeida, que ya no decoro el pinabeto en el bajo de Argüelles porque lo hicimos yesca en Filomena para una candela gitana en mitad de la calle. Está bien la Navidad en Madrid, claro. Si se tienen 18 años y el ánima entregada a una chica de Guzmán el Bueno.
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