«Es muy difícil que España sufra una epidemia de fentanilo como la de Estados Unidos»

El 14% afirma haberlo tomado en al menos una ocasión en su vida, según los datos de 2022. En 2018, esta cantidad era de solo el 1,9% en España. Se ha multiplicado por 7,4 en solo cuatro años.

Un informe de la Comunidad de Madrid habla de que en 2017 ocho personas realizaron tratamiento por abuso o dependencia de fentanilo y análogos (4 en 2016 y 2 en 2015), registrándose un fallecido por reacción aguda al consumo de sustancias psicoactivas en el que se identificó fentanilo junto a otras sustancias (4 en 2016 y 2 en 2015).

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José Cabrera, el prestigioso psiquiatra forense, exdirector de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid y experto de la Agencia Española del Medicamento, formó parte hace dos décadas de la comisión que decidió que el fentanilo se debía administrar con una receta de estupefaciente.

«Lo que está ocurriendo en Estados Unidos [con esta droga sintética] es una epidemia pero no tiene nada que ver con Europa, porque aquí el sistema de los opiáceos es muy garantista. El fentanilo casi no lo hay en el mercado negro», sostiene.

«Lo que ocurre es que algo se ha colado y hay un pequeño repunte de gente que estaba tomando morfina o heroína y se ha pasado al fentanilo. Es muy difícil que esto pueda prosperar en nuestro país», sentencia. La mayor parte del fentanilo es de dos tipos: anestesias quirúrgicas y parches. «Al final, te puedes enganchar», reconoce, en lo referente a los pacientes a los que un facultativo se lo recetan. Y su uso ilegal lo compara con el 'speedball', en el que se mezcla la cocaína con la heroína.

Para Cabrera, «la mefedrona sí es un problema, está creando estragos aquí; se utiliza en fiestas y es muy potente y adictivo». Lo consume, digamos, gente normal, y es más potente que las anfetaminas y puede tener efectos afrodisíacos, de ahí que se dé en el llamado 'chemsex': «Está subiendo mucho la mefedrona.

El fentanilo, detalla, es muy diversos, «existen muchas moléculas, montones de medicamentos». «Me he encontrado casos de personas que no pueden dejar utilizar su parche de fentanilo, pero porque les duele. Sufren artritis reumatoide, cáncer...», pero, añade, «lo que existe es un pequeño pico» en su abuso, nada preocupante, en la sociedad española. Al menos, por el momento.